¿Pueden los insectos paliar el hambre en el mundo? Es la pregunta que se harán más de 400 investigadores, empresarios, delegados de organizaciones internacionales y de gobierno de más de 45 países que se reúnen en Holanda hasta el sábado, en asociación con la ONU.
Para el profesor Arnold Van Huis, entomólogo del Instituto Wageningen y organizador de estos cuatro días de trabajos inéditos, la harina de insectos no es una ilusión ni un exotismo, sino una importante fuente de proteínas que podría servir en la crianza de pollos, cerdos o pescados.
Una tonelada de harina a base de moscas "black soldier", explica, cuesta $1.000, 13 veces menos de lo que cuesta una tonelada de harina de pescado. Ambas se pueden destinar a la ganadería y la acuicultura.
Paul Vantomne, responsable del programa sobre los insectos de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura, mundialmente conocida como FAO, comparte la opinión del profesor Van Huis: “en lugar de dar a los animales cereales o soja, que también consumen los humanos, es mejor darles moscas”, sostiene.
En su opinión, los 12 millones de toneladas de pescado extraídas cada año de los océanos para alimentar a los ganados, es algo que ya no es sostenible, añade.
"Después de todo, los pollos y los peces ya comen insectos en la naturaleza", señala este responsable de la FAO, quien considera los insectos son un “mensaje de esperanza" frente al cambio climático y a la inseguridad alimentaria.
Además, los insectos pueden también deshacerse de nuestros residuos orgánicos: el estiércol de cerdo o las ensaladas caducadas de los supermercados pueden servir como un sustrato para la cría de insectos que reciclan los nutrientes para producir proteínas.
Así se lograría una economía circular buena para el planeta y buena para el consumidor.
"Los insectos representan una oportunidad enorme y un mercado gigantesco", explicó Van Huis.
"Abordaremos en la conferencia la alimentación humana pero también animal", agregó, admitiendo que aún queda mucho por hacer para autorizar la producción y el comercia a gran escala de insectos.
"Existen alrededor de 2.000 especies de insectos que pueden ser consumidos pero a veces hay reglas dementes. Se deben resolver esos obstáculos", apunta.
Por eso, además de las conferencias, los participantes podrán disfrutar de degustaciones organizadas por el "Food Lab", asociado a Noma, el célebre restaurante de Copenhague que acaba de ser nombrado por cuarta vez como "el mejor del mundo" y que invita a sus clientes a saborear un delicioso plato de carne con hormigas.