El 8,2% de los costarricenses (unas 350.000 personas) no ingieren los alimentos suficientes para llenar sus necesidades diarias de energía y desarrollarse a plenitud. Este problema se conoce como subalimentación.
La cifra es del Estado de la inseguridad alimentaria en el mundo, 2013, elaborado por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO). El documento se presentó en el marco del Día Mundial de la Alimentación, que se celebra hoy.
El representante de la FAO en Costa Rica, José Emilio Suadi, considera que, si bien hay varios países latinoamericanos con una situación más crítica que la nuestra, ese porcentaje es una alerta amarilla que se enciende en el horizonte. Este es un extracto de la entrevista con La Nación .
¿Cuál es la diferencia entre malnutrición y subalimentación?
La desnutrición tiene que ver con una condición fisiológica en la cual la persona no está ingiriendo los nutrientes en proporciones adecuadas y eso trae consecuencias para su salud. La subalimentación tiene que ver con la disponibilidad de alimentos y su consumo.
¿Cómo se mide el nivel de subalimentación en un país?
Se calcula a partir del tamaño y la composición de la población de cada país y las características de un individuo promedio de esa población. Es una ecuación que toma en cuenta la disponibilidad de alimentos (los que se producen internamente, los que se importan y los que se desperdician), la capacidad adquisitiva de las personas y el consumo final. Un individuo subalimentado presenta un déficit en el requerimiento energético que le impide tener una vida saludable.
¿Cuáles factores explican que en Costa Rica el 8,2% de la población esté subalimentada?
Por un lado, el porcentaje de pobreza se ha mantenido estable durante las últimas dos décadas: ha estado alrededor de un 20%.
”Al aumentar la población en estos 20 años, el número absoluto de personas en pobreza es mayor y, por lo tanto, hay más gente que sufre subalimentación”.
¿Y cómo afecta esto la desigualdad?
La desigualdad por concepto de ingresos por hogar se mide con el coeficiente de Gini. Este índice define un puntaje entre 0 y 1, en donde 1 significa mayor desigualdad. En Costa Rica, este índice ha pasado de 0,35 a casi 0,5. A la pobreza y desigualdad se debe sumar una tercera variable, que es el crecimiento económico, el cual ha oscilado entre 3% y 3,5%. Todos esos factores se entrelazan y ayudan a explicar la subalimentación en Costa Rica.
Según el informe, desde 1990 y hasta 2010 la prevalencia de subalimentación fue menor al 5%. ¿Cómo se debe interpretar ese 8,2%?
Ese número es reflejo de un potencial problema que está sucediendo y debe servir como una luz amarilla de alerta para los tomadores de decisiones.
”Al comparar los datos de Costa Rica con los datos de otros países latinoamericanos, se observa que se mantiene dentro del promedio de la región; sin embargo, no hay que bajar la guardia”.
¿Hay alguna acción que esté promoviendo la FAO al respecto?
Ayer presentamos, ante la Asamblea Legislativa, el Proyecto de Ley General de los Programas Estatales de Alimentación y Nutrición de la Niñez y Adolescencia.
”Esta una propuesta conjunta entre FAO, el Ministerio de Agricultura y Ganadería (MAG), el Ministerio de Educación Pública (MEP) y el Ministerio de Salud.
”El objetivo es definir un marco jurídico de referencia para que el Estado costarricense pueda implementar políticas, planes y programas para garantizar el derecho a la alimentación y la seguridad nutricional de la población infantil y adolescente”.