Don Roberto Arias Durán nunca imaginó que bajo el terreno en donde planeaba levantar su casa descansaban los restos de unos antepasados que nunca conoció, pero que salieron a la luz para “contarle” sobre su historia.
El pasado lunes, un tractor se encontraba realizando las primeras labores de remoción de terreno en una loma en Santiago de San Ramón, en Alajuela, cuando el vehículo golpeó unas piedras grandes y poco comunes.
“Por dicha el tractor pasó por la orilla y no las dañó. Cuando nos asomamos y vimos más piedras y además unos cráneos decidimos llamar al OIJ porque, diay, no sabíamos si es un entierro indígena o de una época más reciente o hasta un asesinato”, narró Arias.
Después de una inspección preeliminar, los funcionarios del OIJ determinaron que era tarea del Museo Nacional.
Momento de encuentro. Al examinar el sitio, el arqueólogo Ricardo Vázquez y su equipo pudieron comprobar que se trataba de una tumba indígena, pero de un periodo bastante tardío.
“En la trayectoria precolombina de Costa Rica, las tumbas varían tanto en su construcción como en las prácticas funerarias. Según la información que tenemos de otras tumbas similares halladas en otras partes del país, esta tumba corresponde al periodo de entre 1.000 d. C. hasta la llegada de los españoles, después de 1502”, explicó.
De acuerdo con el arqueólogo, este tipo de tumba se denomina “de cajón” y consiste en una serie de lajas de gran tamaño, organizadas para formar un compartimento rectangular. Para sellar la tumba, se colocaba una tapa también de piedra. “Eran piedras seleccionadas y, en este caso, probablemente fueron extraídas de un tajo cercano a esta zona”, detalló el arqueólogo.
Lo que había dentro de la fosa sorprendió a los expertos.
“Se encontraron los cráneos de tres individuos probablemente adolescentes o adultos. El estado de conservación de estos restos óseos es impresionante e inusual en un país con alto porcentaje de humedad. Rara vez nos topamos con huesos tan bien conservados”, reveló Vázquez. Los científicos suponen que hay un individuo que fue enterrado extendido sobre el piso de la tumba y encima de él se colocaron los restos de los otros dos.
El hecho de que sea una única tumba aislada, con una construcción sofisticada y ubicada en un sitio con una vista panorámica privilegiada, hace suponer a los investigadores que se trataba de un personaje de alto rango social.
En un extremo de la fosa se encontraron piezas de cerámica, tanto fragmentos como vasijas completas, y mazorcas carbonizadas, lo cual sugiere rituales funerarios.
Pero fueron dos pequeñas piezas las que terminaron de confirmar que la tumba fue construida en un momento en el que los conquistadores ya estaban en territorio indígena. “En el primer día de excavación, encontramos dos cuentas de collar del siglo XVI. Son una especie de abalorios de vidrio que se usaban en los collares. Una es de color celeste en forma tubular y otra es redonda y de dos colores”, dijo.
De acuerdo con Vázquez, los españoles entregaban estos objetos a los nativos a modo de intercambio.
“Estas son de un estilo conocidos como ‘Nueva Cádiz’ y si bien se han encontrado cuentas en otras partes del país, e incluso hay comunidades indígenas modernas que las usan, nunca se han contextualizado arqueológicamente”, agregó.
Otro detalle que intriga a los científicos es el hecho de haber dado con esas cuentas en San Ramón. “Durante el siglo XVI se empezaron a producir las primeras entradas de los españoles a territorio costarricense por las costas.
Después de 1520 se produjeron ingresos por la costa pacífica y se formaron los primeros asentamientos en lo que hoy es Guanacaste y Puntarenas. Hasta el momento no existen referencias escritas de la entrada de los españoles por el territorio que hoy ocupa San Ramón”, aclaró.
El equipo finalizará excavaciones este fin de semana y trasladará los huesos y los objetos a los laboratorios del Museo Nacional para el análisis. Y mientras el pasado se desviste ante sus ojos, don Roberto se siente orgulloso. “Hubo gente que me dijo que me hiciera el tonto, pero no hice caso porque creo que esto es muy importante. He aprendido mucho estos días y esto es algo muy grande para San Ramón.
La excavación contó con la vigilancia de oficiales de la Fuerza Pública durante las 24 horas