Washington. AFP Los amerindios habrían vivido hace 10.000 años en el istmo de Bering – en la actualidad sumergido y convertido en estrecho– antes de ser los primeros en colonizar las Américas, según un estudio publicado en revista estadounidense Science .
Los análisis fósiles realizados por el equipo investigador revelan que esta región tenía una vegetación propicia a la supervivencia de los grupos humanos.
Este descubrimiento podría esclarecer el misterio de la “desaparición”, durante 10.000 años, de todo resto de estas poblaciones, entre el tiempo en que se encontraban en Siberia y su llegada al continente americano.
“Estos trabajos llenan un agujero de 10 milenios en la epopeya de los pueblos del nuevo mundo”, venidos desde Asia durante el último periodo glacial (alrededor de hace 22.000 años)”, explicó el profesor Scott Elias del Departamento de Geografía de la Universidad Roya l Holloway de Londres, uno de los principales autores del estudio.
El análisis del ADN mitocondrial –transmitido por la madre y que está presente en los huesos– muestra que los amerindios originarios de Asia emergieron como un grupo étnico específico hace poco más de 25.000 años en Siberia, pero no llegaron a Estados Unidos antes de 15.000 años, detalló Dennis O’Rourke, antropólogo de la Universidad de Utah, y otro de los autores del estudio.
Asentamiento milenario. A estos territorios –que funcionaron como un gran puente de tierra y actualmente están sumergidos– se les denomina Beringia y eran muy áridos; sin embargo, existía una porción que no lo era tanto.
En esa área se encontraba entonces el estrecho donde está actualmente el mar de Chukota y el estrecho de Bering, que separa Alaska y Siberia.
Esta parte central de Beringia estaría recubierta de arbustos y tundra, la vegetación dominante en la Alaska ártica.
“Pensamos que los ancestros de los amerindios sobrevivieron en esta tundra en el istmo de Bering porque era la única región del Ártico donde crecían los arbustos”, detalló Elias.
“Necesitaban leña para hacer fuego en esta región extremadamente fría del globo. Utilizaban ramas de los arbustos para iniciar el fuego que cubrían enseguida con los huesos de grandes mamíferos que cazaban y podían arder durante horas, lo que ayudaría a estos hombres a sobrevivir en las noches árticas en invierno”, añadió.
Los investigadores llevaron a cabo los descubrimientos analizando los insectos y la plantas fosilizadas extraídas de núcleos de sedimentos procedentes de la superficie de Detroit, a 50 metros del fondo del mar de Bering .
“Los datos genéticos y paleontólogicos calzan perfectamente”, subrayó John Hoffecker, arqueólogo y paleontólogo a la Universidad Colorado, en Boulder, principal autor de estos trabajos.