Tras leer 100 páginas de una novela, un lector le toma cariño al personaje principal; a mitad del libro, empieza a entender sus motivos y, para cuando lee la última línea, ya sabe cómo respondería ante determinada situación.
Esta habilidad de poder comprender lo que un personaje siente tiene su aplicación en el día a día. Un estudio publicado en Estados Unidos determinó que leer ficción nos ayuda a ponernos en los zapatos de los demás.
La investigación propone que tras leer obras de ficción literaria –en vez de ficción popular, literatura de no ficción o no leer nada del todo– las personas responden mejor a pruebas que miden su empatía y su inteligencia emocional.
El ejercicio de esta serie de habilidades –conocida como la teoría de la mente– se desarrolla desde que somos niños, con preguntas como: “¿Creés que a ese chiquito le gusta que le pegués?” o “¿Qué pensaría tu abuela si no le decís feliz cumpleaños?”. Lentamente, comprendemos que los demás existen y que tienen pensamientos propios.
“Los lectores de ficción literaria deben echar mano a recursos interpretativos más flexibles para inferir los pensamientos y sentimientos de los personajes”, explica el estudio, realizado por dos investigadores de Nueva York.
“Ellos dicen que, dado que es ficción, toca imaginarse muchas cosas. Teoría de la mente es eso: imaginar qué es lo que otro está pensando sin preguntarle a él”, explicó Jaime Fornaguera, neurocientífico de la Universidad de Costa Rica, quien señaló que sería interesante ver un estudio a largo plazo.
Los investigadores señalan la importancia que pueden tener las clases de literatura en la educación primaria y secundaria.
Método. Los científicos asignaron tareas distintas a un grupo de personas. A unos, que leyeran textos breves de ficción literaria; a otros, ficción popular; a otros no ficción y, finalmente, otros no debían leer nada, del todo.
Luego, se les pidió a todos que respondieran una serie de pruebas para medir su capacidad de comprender las emociones de otros individuos.
La ficción literaria fue descrita como aquella más pscicológicamente compleja, que requiere interacción del lector. La popular sería, por ejemplo, los best seller de romance y aventura.
Para el experimento los científicos tomaron títulos ganadores del Premio Nacional del Libro estadounidense (como ejemplos de ficción literaria) y títulos de la lista de más vendidos de Amazon.com (para la ficción popular). Los sujetos analizados leyeron extractos de esas obras y, más tarde, se sometieron a varias pruebas que serían analizadas.
Una de ellas requería intuir lo que una persona sentiría en un determinado escenario y, en otra, el sujeto debía deducir los sentimientos de una persona tras ver sus expresiones faciales.
“Esta investigación es valiosa pues refuerza investigaciones previas y es compatible con lo que se ha hallado”, argumentó Ana María Carmiol, investigadora en psicología de la Universidad de Costa Rica.