Taegeuk, un tigre siberiano de nueve años, prestó una muestra de su ADN para que un grupo internacional de científicos hiciera un importante descubrimiento: tigres y gatos domésticos comparten un 95,6% de su genes.
Esto quiere decir que ambas especies son mucho más cercanas de lo que se pensaba, a pesar de que un tigre es entre 33 y 130 veces más pesado que un gato.
Investigadores de Corea del Sur lideraron la investigación, junto con colegas de China, Rusia, Holanda, Namibia, Mongolia, Dinamarca e India, entre otros países.
El equipo de científicos además estudió el genoma de otros cuatro grandes felinos: el león africano, el tigre blanco de Bengala, el león blanco africano y el leopardo de las nieves.
Los hallazgos dan pistas de cómo evolucionaron estas distintas especies a partir de un felino ancestro común hace 10,8 millones de años. Además, arroja claves sobre cómo los grandes felinos desarrollaron su enorme tamaño, fuerza y estructura muscular, así como su capacidad para digerir grandes cantidades de comida.
La secuenciación de estos genomas también ayudará a explicar el origen genético del pelaje claro del león blanco y la adaptación del leopardo de las nieves a su gélido hábitat.
En el mundo existen apenas 4.000 ejemplares de tigres siberianos, por lo que se considera una especie en peligro de extinción.