El envejecimiento está determinado, no sólo por la acumulación de daño celular durante nuestra vida, sino también, por el material genético que heredamos de nuestras madres.
Así lo determinaron científicos del Karolinska Institutet en un estudio publicado en la revista Nature, donde afirman que, de particular importancia para el envejecimiento, es el daño que se produce en la “planta de energía” de la célula (la mitocondria).
"La mitocondria contiene su propio ADN, que cambia más que el ADN en el núcleo, y esto tiene un impacto significativo en el proceso de envejecimiento", explica Nils- Göran Larsson en el sitio del Instituto Karolinska.
Sin embargo, el proceso se puede atribuir no sólo a la acumulación de daños en el ADN mitocondrial durante la vida de una persona, sino también a parte del ADN heredado de la madre.
"Si heredamos mDNA con mutaciones de nuestra madre, envejecemos más rápido”, detalló Larsson, quien es el autor principal del estudio.
La investigación, que se realizó con ratones y moscas, también muestra que el ADN mitocondrial mutado puede tener efectos en el desarrollo y causar deformidades en el cerebro.
Si es posible influir en el grado de daño de ADN mitocondrial o no a través del estilo de vida, aún no se ha investigado.