El sueño de viajar, comprar carro o casa es fácilmente interrumpido cuando caemos en la realidad de que no tenemos el dinero suficiente para lograrlo. Sin embargo, la buena noticia es que basta con organizar los ingresos y programar los ahorros para estar cerca de todos esos sueños. Alcanzar unas finanzas saludables nos permitirá no solo materializar algunos de esos deseos, sino también mejorar nuestra salud emocional.
Por eso, en este inicio de año, aprovechá para establecer tus metas y, por medio de un presupuesto mensual, llevá el control de tus ingresos y egresos. De esa manera podrás determinar la capacidad de ahorro con la que contás y por ende, el tiempo que tardarás en cumplir tus objetivos.
El presupuesto mensual
El primer paso, antes de comenzar con el plan de ahorro, es que identifiqués cuál es tu estado financiero. Ya que puede que tengás un ingreso lo suficientemente bueno como para hacer un ahorro sustancioso, pero las compras diarias y compulsivas te dejan con muy poco o nada de dinero al final de cada quincena.
“El presupuesto mensual te permitirá distribuir y controlar los ingresos y las salidas de tu dinero, determinar en qué utilizás el salario, revisar si hay gastos que se pueden disminuir o eliminar, hacer previsiones y, sobre todo, establecer un monto de ahorro para alcanzar una meta a futuro”.
EXPLICA DAGOBERTO HIDALGO, SUBGERENTE DE NEGOCIOS DE MUCAP.
Lo más recomendable a la hora de hacer un presupuesto es mantener una plantilla fija, ya sea en Excel o en un papel. Con esta podrás tener una radiografía para hacer comparaciones mes a mes y tomar acciones, según los resultados.
“Comenzar un presupuesto es la oportunidad para hacer borrón y cuenta nueva en el manejo del dinero”, asegura Javier Angulo, de Finanzas con Propósito.
El presupuesto puede ser personal o familiar, según los proyectos de vida que tengás. Sin importar quienes están involucrados, es necesario que siempre se incluyan todos los ingresos. En este rubro se cuenta el salario, pago de horas extra, aguinaldo, salario escolar, bonificaciones, entre otros.
Seguido a esa información, registrá todos los gastos. Para mayor control, podés dividirlos en tres categorías: fijos, necesarios y ocasionales.
En los gastos fijos vas a incluir aquellos que tenés que cancelar todos los meses y cuyo monto no varía, como los alquileres, los préstamos bancarios, la mensualidad escolar o Internet.
Los necesarios son los que se pueden reducir mas no eliminar: alimentación, electricidad, teléfono, entre otros. Por último, los ocasionales son los gastos que no te representan una necesidad y que podés eliminar, como por ejemplo: cine, salidas a restaurantes o ropa cuando no es necesaria.
Cuando ya contés con la suma de todos los ingresos, restale todos los gastos. Con esto podrás analizar el resultado obtenido. Lo ideal es que el ingreso sea superior a los gastos y que el monto restante se destine a un ahorro.
Es aconsejable también que utilicés un calendario adicional para anotar todas las fechas de vencimiento de los pagos. Con esto evitarás el pago de intereses por morosidad.
Hay que tener presente que los gastos varían de un mes a otro, pues en algunos se presentan mayores gastos. Por lo que, en los períodos que hay menor uso del dinero, es vital ahorrarlo, según lo que recomienda el representante de Mucap.
Resultados esperados
- Deudas: Considerá que tus deudas no superen el 50% del total de tus ingresos. En caso contrario, tu capacidad financiera se puede ver limitada.
- Ahorro: Destiná al menos entre un 10% y un 20% de tus ingresos al ahorro, a fin de que pueda ser utilizado en una meta específica o para cubrir alguna situación especial que surja.
- Gastos necesarios: Mantené los gastos prioritarios alrededor del 20% o 25% de los ingresos.
- Otros gastos: El porcentaje restante podés utilizarlo en aquellas compras esporádicas que no forman parte de los gastos fijos mensuales, tales como gastos de entretenimiento, vestimenta o imprevistos.