Su trabajo consiste en ser la mirada de un país, una mirada profunda y rigurosa. Por sus ojos pasó la Colombia de las FARC y Álvaro Uribe, la Cuba de un convaleciente Fidel Castro y —actualmente— la convulsa Venezuela de Nicolás Maduro.
La periodista costarricense María Isabel Sánchez ganó el premio nacional Pío Víquez 2015 por su dilatada experiencia en la cobertura de conflictos en América Latina. Suma 23 años de trabajar en la Agencia de Prensa Francesa (AFP) y ahora se desempeña como directora de la agencia en Venezuela.
Estas son las reflexiones que hace sobre el periodismo, los medios de comunicación y su trayectoria.
¿Qué es lo más difícil de trabajar fuera del país?
Trabajar fuera es una enorme escuela de periodismo. Yo digo que muchas veces nos quedamos muy cortos, vivimos como en una aldea, pensamos que somos lo más importante que hay y cuando uno sale hay una amplitud de panoramas, de visiones, de cultura, de puntos de vista, de problemas, que no se ven estando solo en el país. Por eso es que ese intercambio es valiosísimo.
Por supuesto que tiene sus situaciones difíciles a nivel personal. Hay que aprender muy rápido, no hay mucho tiempo para adaptarse y eso hace que uno necesite estar en constante preparación y lectura.
¿Cuáles experiencias la marcaron durante su estancia en Colombia (2002-2005) y Cuba (2005-2011)?
En Colombia, hubo coberturas realmente impactantes porque llegué en una época en la que estaba cambiando el gobierno de Andrés Pastrana al de Álvaro Uribe y cuando llegó Uribe hubo un enfrentamiento fuerte con la guerrilla de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), entonces este grupo llevó a cabo muchos atentados en esa época. Había mucha confrontación y hubo coberturas fuertes.
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Por ejemplo, recuerdo que en una comunidad muy alejada que se llama Boyacá hubo un enfrentamiento entre paramilitares y guerrilleros, estos se metieron en una iglesia para protegerse, donde había civiles, por lo que murió mucha gente. Cuatro días después cuando logramos entrar a la zona había un olor a muerte. Vimos esa crudeza de la guerra y cómo queda atrapada la gente en medio de la confrontación. Luego, también hubo un atentado muy cerca de mi oficina donde pusieron un coche bomba en un club social y fue terrible porque murieron muchos niños. Fue muy triste ver cómo el Estado era totalmente ausente. En Colombia el drama humano fue muy fuerte.
Pasé de una confrontación bélica a una situación muy distinta en Cuba que era otro tipo de conflicto, porque es ideológico e igualmente retador como periodista por el estrés que tiene el estar en un país con un personaje universal como Fidel Castro. En ese entonces, todo el mundo estaba pendiente de si se moría, que qué le pasaba, entonces eso demandaba un estrés adicional distinto y fuerte.
La experiencia para mí más importante en Cuba fue cubrir el proceso de la enfermedad de Fidel Castro que demandaba muchísima atención a toda hora. Hay que aprender a desarrollar una serie de mecanismos para poder mantener la calma y entender rápidamente lo que está pasando.
El sentido de la responsabilidad que se adquiere y que se debe de asumir es grande, entonces eso te hace como periodista desarrollar muchísimo el sentido del rigor.
¿Cómo es ejercer el periodismo en Venezuela y cómo es vivir ahí en este momento complejo por la crisis?
Es un país retador y me gustan las coberturas difíciles que me exijan mucho, que me desafíen. Venezuela también es un desafío como lo fue Cuba, como lo fue Colombia y como lo fueron otras coberturas.
Venezuela está en un momento importante y por supuesto que a un periodista que le gusta su profesión y le interesa vivir este tipo de procesos sociales le llama la atención. Entonces me atreví a pesar de que estaba tremendamente cómoda en Costa Rica.
Pienso que pudo más el sentir periodístico y decidí venirme acá, que es difícil ejercer el periodismo, pero si se tienen muy claros cuáles son los principios éticos, cuál es la responsabilidad social, se puede desarrollar. Te adaptás y tenés que irte sabiendo qué debés reforzar y qué podés hacer mejor, porque depende de los códigos que maneje el país y de las posibilidades de apertura que tengan las fuentes.
El equilibrio en las notas es fundamental, consultar a distintas fuentes, corroborar, porque en este tipo de sociedades tan polarizadas se desarrolla mucho el rumor y eso creo que ese tipo de dificultades se trasladan a lo personal.
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Caracas es estresante, el deterioro de la seguridad ha sido muy marcado en los últimos años, no se anda con confianza en la calle, hay que redoblar los protocolos de seguridad que no se tendría en otros países. También hay que lidiar con que la información es abrumadora. A veces el presidente (Nicolás Maduro) habla cuatro veces al día o habla por horas en un país que tiene un alto interés a nivel internacional, por lo que hay que estar siempre presente y atento.
Eso es agotador y si no hay mecanismos para sacar el estrés, entonces es doblemente pesado porque hay que estar mucho en la casa por razones de seguridad y eso hace la vida más difícil a nivel personal. A eso hay que sumarle que la situación económica es muy difícil, la escasez es alta y por el problema de alimentos no se encuentran algunas cosas.
Cuando mi papá supo que yo venía para Venezuela, me dijo "¿cómo si en ese país la situación política está muy difícil y es muy inseguro?" Y yo le dije: "bueno papá, justamente por eso voy".
Esto es experiencia y con toda sinceridad pienso que es un aprendizaje de vida y tanto en la profesión como en la vida personal hay que asumirlo con humildad en el sentido de que se va a aprender.
¿Por qué considera que es importante el periodismo internacional?Ahora todo está vinculado, ya no somos más comunidades aisladas, todo está interconectado y en eso el periodismo tiene que jugar un papel fundamental. Ser mirada de un país no es nada sencillo, por eso decía que hay que hacerlo con mucho rigor y con mucha seriedad y con mucho sentido de la responsabilidad social que cumplimos, pero por supuesto que es vital. Lo que ocurre en un país afecta al otro, incluso si no estamos cerca y si no somos vecinos. Pienso que todo eso obviamente es de interés de la sociedad.
Siento que en Costa Rica se le dedica muy poco espacio y que le perdemos importancia a lo que está ocurriendo a nuestro alrededor. Por ejemplo, sabemos muy poco sobre que está pasando con nuestros vecinos en el caso de Centroamérica y eso tiene repercusiones en nuestra propia sociedad. Entonces deberíamos darle muchísima más importancia al periodismo internacional. Por supuesto le atribuyo una enorme importancia al periodismo internacional, no solo porque trabajo en esto, sino porque es una forma de enriquecer también el conocimiento de lo que ocurre a nuestro alrededor. El periodismo internacional nos hace mejor como sociedad. ¿Cómo no va a importar lo que pasa alrededor?
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Entonces, ¿considera que padecemos de un vacío en informaciones y cobertura de temas internacionales en Latinoamérica?
A nivel latinoamericano hay algunos esfuerzos que se hacen, pero son muy tímidos. Muchas veces vivimos muy enconchados. Los medios de comunicación son los que tienen la caja de resonancia, son los que están mostrando una realidad, y si solamente les recetamos programas vacíos, porque creemos que a la gente lo único que le gusta es el circo, además de que es una ofensa porque estamos insultando la inteligencia de la gente, somos responsables de eso.
Lamentablemente no estamos contribuyendo a la memoria histórica de nuestros países, no estamos contando los procesos y no estamos contribuyendo a la comprensión de la gente de lo que está ocurriendo. Yo como periodista tengo que contextualizar sobretodo en la actualidad que es muy fácil escribir cualquier cosa en Twitter, o poner un titular muy atractivo, pero que no se sostenga con la información. Ese tipo de periodismo por supuesto que es vacío.
Esto es un poco contradictorio cuando medios como El País o The New York Times tienen redacciones en América Latina.
Sí, es una lástima porque el periodista tiene acceso a un medio de comunicación. ¿De qué forma se está contribuyendo? ¿Cómo estamos explicando los procesos? Son preguntas que los periodistas deberíamos hacernos más seguido y esto tiene que ver con el periodismo en general.
¿Cómo podemos los periodistas acercar los temas internacionales a la gente?
En los medios de comunicación cada vez hay más recortes de plazas y espacio, envían menos gente al campo y a hacer menos coberturas a nivel internacional. Es más barato no salir de la ciudad y eso da una mirada muy centrada en las capitales y sabemos que las capitales y las regiones son dos cosas distintas, como lo es un país de otro y esas son las primeras cosas que se recortan porque se cree que eso no es de interés de la gente. ¿Cómo no va a interesar lo que está ocurriendo a tu alrededor, con tus vecinos y en tu región? Eso también es contribuir a la cultura de un propio país, conocer las otras, mirarnos también distinto y no pensar que somos el ombligo del mundo. Hay que ubicarse. Hay muchos países y muchos pueblos que están haciendo cosas importantes y no conocer eso te hace muy limitado el techo cuando se tiene un horizonte infinito.
El reto de los periodistas es contar las complejidades de una forma sencilla, amena, directa, sensible. Creo que un periodista debe tener sensibilidad, la capacidad de asombro debe cosecharse todo el tiempo, porque no pueden pasar las historias por ahí. Es una profesión muy rica, porque te permite lo fundamental que es el contacto con la gente y te obliga a mantenerte informado.
Por: Ximena Alfaro M.