El Banco Central de Costa Rica publica, desde este martes 4 de julio, el tipo de cambio de referencia diario del dólar calculado con una nueva metodología que, según la institución emisora, logra reflejar mejor los precios de compra y de venta a los cuales se transa esta divisa en el sistema financiero.
Como consecuencia del ajuste, el margen cambiario (diferencia entre el tipo de cambio de compra y de venta), se redujo considerablemente, pues pasó de ¢13,02, el lunes pasado, a ¢7,07 el martes, y a ¢6,73 este miércoles: una reducción de ¢6,29.
Esta modificación en el cálculo del tipo de cambio de referencia es positiva desde el enfoque de la transparencia y confiabilidad de la información del mercado cambiario, pero creo que su impacto en las decisiones de oferentes y demandantes de la divisa aún es muy incierto y con matices en función del volumen de operaciones, el poder de negociación y los ámbitos donde cada persona o empresa se maneje. Dejo por aquí algunas reflexiones de entrada:
Existen muchos tipos de cambio más allá del rótulo en la puerta del banco.
La primera reflexión es que el cambio dejó en evidencia algo que muchos sabíamos, y sobre lo cual se publicó en varias ocasiones, pero que no está de más recordarlo. Además del tipo de cambio que ponen en ventanilla, las entidades financieras negocian otros tipos de cambio más ventajosos para ciertos clientes y para cierto tipo de transacciones.
“El tipo de cambio de referencia son las cotizaciones promedio de los intermediarios cambiarios para la venta y para la compra de dólares”, apunta el Banco Central. Antes, este promedio tomaba como base solo las transacciones que los bancos, financieras y demás participantes anunciaban al público, o sea, la cotización que normalmente aplican a un pequeño ahorrante o deudor cuando compra o vende unos pocos dólares.
Estos precios de ventanilla son los menos competitivos, y es donde la entidad financiera gana más: compra los dólares más barato y los vende más caros. De ahí nace ese diferencial cambiario que durante los últimos 10 años ha llegado a ¢11, ¢12 y hasta ¢14 en momentos de mucha volatilidad.
Sin embargo, con la modificación en la metodología de tipo de cambio de referencia, entran a pesar en este promedio todas las operaciones cambiarias con el público, tanto las que ocurren al frente como detrás de la ventanilla; se cuentan ahora tanto los precios para los $20 que fui a comprar el otro día, como los $150.000 que demanda una empresa X para pagarle a un proveedor, y a quien evidentemente el banco vendió los dólares más baratos que a mí.
De todas maneras, solo tener precios de referencia que reflejen esas transacciones que se pactan en condiciones más ventajosas ya es ganancia, como explicaré más adelante.
El diferencial continúa alto en las ventanillas.
El martes en la tarde, luego de conocer los ajustes en el tipo de cambio de referencia, me metí corriendo a la página web del Banco Central para ver si “la magia” del menor margen cambiario se había trasladado a los precios de compra y venta anunciados en ventanilla. Para nada.
Los diferenciales estaban ayer (y continúan hoy), en el orden de los ¢12 y ¢13. Eduardo Prado, gerente del Banco Central, dijo ayer a La Nación que la medida es muy reciente, y aunque la expectativa del Banco es que los intermediarios (bancos, cooperativas, etc.) reduzcan este diferencial, y que los precios que cada uno ofrece a sus clientes, grandes y pequeños, tienda a asemejarse más, al final la decisión será de cada entidad financiera, según su estrategia y su propio enfoque de negocio.
De esta forma, hay que esperar algunas semanas para saber qué ocurre, si el mercado se mantiene en bloque, con márgenes de ventanilla altos, o algunos intermediarios comienzan a nivelar la balanza entre sus clientes.
El precio de los tomates como arma de negociación.
Imagine que el sábado usted llega a la feria del agricultor sin conocer cuál es el precio aproximado del kilogramo de tomates. Me atrevo a decir que podría terminar pagando mucho más que alguien que sí conozca esta información y ni siquiera se daría cuenta.
Normalmente, cuando uno llega a la feria lleva un valor en la cabeza de cuánto puede pagar por un kilo de tomates (o lo que sea), que se forma a partir de variada información disponible: los precios que pagué la semana pasada, los precios de referencia publicados por el CNP y los que en ese momento están ofreciendo distintos proveedores de tomate del lugar.
Cuando llegue al tramo donde siempre compra tomates, usará toda esa información para determinar si lo que le están cobrando es un precio acorde con la calidad del producto y las referencias que usted domina.
Así como el del tomate, el dólar es un precio más, y tener una referencia más cercana de su valor en el mercado permite contar con información para cuestionar las cotizaciones de compraventa de su banco, tratar de negociar y tomar decisiones con un panorama más claro.
¿Por qué el Banco Nacional me paga hoy ¢564,50 por los dólares que ocupo cambiar si el precio de venta de referencia es de ¢568,87 (le pagan ¢4,37 menos por cada dólar)? ¿Por qué Promérica me vende dólares en $579,45 si el promedio de mercado es ¢575,60 (se los vende ¢3,85 más caros)?
Cuestione el precio, considere el monto a cambiar y el tipo de relación que mantiene con la entidad financiera con la que trabaja, y trate de obtener mejores condiciones. ¿Solo tiene una tarjeta de crédito con el intermediario o es un cliente fiel y maneja ahí cuentas de ahorro, inversiones a plazo, su pensión complementaria y recibe su salario? Todo eso juega a su favor. Puede optar por hacer la transacción ahí por comodidad o porque el beneficio de llevarla a otra instancia es marginal, pero creo que lo importante es tomar una decisión razonada.
Beneficios más inmediatos.
Indistintamente de lo que decidan hacer los bancos con el margen cambiario, existen varios ámbitos donde el dólar de referencia tiene una influencia directa para calcular cuotas y precios finales.
Como el tipo de cambio de venta de referencia bajó, esto abarata el precio de artículos cuyos precios se ofrecen en dólares (por ejemplo los automóviles) y utilizan este indicador para hacer la conversión de ese valor a colones. Pero hay varias otras, como en el caso de algunos contratos. En mayo pasado La Nación publicó un artículo sobre este tipo de operaciones sujetas al tipo de cambio de referencia.
Al final, el precio de referencia tiene un impacto positivo en cuanto a transparencia del mercado, mejorar la toma de decisiones y aceitar lo mecanismos de negociación.
Quizás un día, así como el deudor que busca un crédito para compra de casa procura las condiciones más favorables en el mercado en cuanto a tasa de interés, alguien que requiera un préstamo en dólares podría tener la posibilidad de negociar el precio de referencia que usará la entidad financiera para colonizar la cuota que pagará durante los próximos 360 meses.