19/12/10, afueras del gimnasio nacional, torneo nacional de pulsos 2010.en la foto Dennys Acuafoto Adrin Arias
La táctica y la estrategia se aplican en toda su extensión apenas el codo se posa sobre la mesa y los dedos atrapan la mano del contendor.
No es un asunto de fuerza bruta, dicen los entendidos. El pulso, o la lucha de brazos, está más enfocado en la capacidad mental y en el conocimiento del luchador, que en su capacidad física.
Este deporte siempre ha estado presente entre los costarricenses, pero hace unos años como que le dio por esconderse de la mirada pública. No es sino hasta hace poco que ha empezado a recuperar su espacio entre otras disciplinas deportivas.
Esto es lo que buscan las nuevas generaciones de pulseadores, que sueñan con colocar este deporte entre los más atractivos para la población.
Edgardo Picado Ramírez es el presidente de la Asociación Deportiva Nacional de Pulsos, que funciona desde el 2002. Picado, junto a un grupo de líderes pulseadores, se ha encargado de empezar a colocar en la agenda los torneos profesionales de esta disciplina.
Esta Asociación está inscrita en la Asociación Mundial de Lucha de Brazos desde el 2006, uno de los pasos dados para lograr el reconocimiento nacional.
Antes de 1996, no se hacía ningún campeonato nacional, solo pequeños torneos de barrio, contó el joven abogado de 30 años, quien además es instructor de karate.
Picado atribuye a su maestro, Germán Gutiérrez –campeón nacional absoluto de todos los pesos–, el haber abierto brecha e inculcado el interés por esta disciplina en jóvenes que, como él, estaban a punto de caer al foso.
“Germán ha sido vital en la historia de muchos de los pulseadores”, comentó Edgardo.
Durante su adolescencia, Picado formó parte de la conocida banda de los
De sus cinco “amigos” de banda, Edgardo cuenta que tres están muertos, uno fue a dar a la cárcel y otro terminó en las calles, consumiendo
El presidente de la Asociación de pulsos es hoy abogado certificador del Registro Nacional de la Propiedad y un deportista disciplinado que, entre otros títulos, fue campeón nacional de boxeo en los Juegos Nacionales.
Asegura que esto se lo debe a su maestro, que inculcó en él la pasión por el karate, primero, y por la lucha de brazos después.
Muchos otros luchadores pueden contar historias semejantes, aunque menos dramáticas. Cristine Castillo, de 19 años y medalla de plata en pulsos durante los Juegos Panamericanos del 2009, reconoce que este deporte le ha abierto muchas puertas.
Ella es una de las siete mujeres que conforman la Asociación, integrada, en total, por 82 pulseadores de todo el país.
Cristine cuenta que siempre le llamó la atención la gente que llegaba a la Episcopal. Así conocen a un centro católico (hogar-escuela) ubicado en barrio Cuba, adonde los jóvenes llegan a aprender muchas artes y disciplinas; en este caso, deportes.
“Ahí solo entrenaban hombres. Yo empecé a ir porque me llamaba la atención el ejercicio, y ahora se me han abierto muchas puertas pues, entre otras cosas, combiné la lucha de brazos con la práctica del atletismo”, dice la joven estudiante de promoción de la salud.
Vecina de barrio Cuba, en San José, como Edgardo, Cristine también es campeona centroamericana de lanzamiento de martillo y lleva los últimos tres años como campeona nacional de pulsos. Incluso, le ha ganado a hombres.
Ulises Waterhouse es un contratista de 27 años que lleva casi toda su vida siguiendo los pasos de padre, Juan Waterhouse, quien fue campeón nacional de lucha de brazos en 1982.
Es Ulises quien explica con mucha seriedad y propiedad que este es un deporte más de mente que de cuerpo.
“Que las personas no piensen que porque son débiles físicamente no van a poder. Este es un deporte donde la fuerza se aplica a la técnica; no es solo fuerza. Un pulseador profesional es algo totalmente diferente a un levantador de pesas”, aclaró.
En este deporte, dice Waterhouse, intervienen dedos, muñecas, antebrazo, hombro, espalda, y la fuerza abdominal.
“El pulso es todo el cuerpo, pero nada se hace sin tener la estrategia”, insistió.
Con jóvenes como Cristine y Ulises dentro del grupo de entrenamiento, la Asociación pretende llevar a este deporte a límites insospechados.
Uno de los propósitos para este año que comienza es crear una Federación Nacional de Lucha de Brazos y, ¿por qué no?, organizar un torneo latinoamericano en nuestro país.
Aunque hasta ahora la clasificación de los deportistas ha sido por edad y peso, la intención para este año es organizar a los pulseadores en profesionales y
Durante todo el 2010, organizaron un torneo nacional por todo el territorio.
La actividad culminó con un llenazo en las inmediaciones del Gimnasio Nacional, el 19 de diciembre.
De cara a un nuevo campeonato nacional y a la posibilidad de seguir codeándose más a menudo fuera del territorio nacional, estos muchachos seguirán entrenándose todos los lunes, a partir de las 8 p.m., en el hogar-escuela Episcopal.
Su deseo es afianzar el profesionalismo de esta disciplina, sacarla del silencio público en el que estuvo sumida hasta hace poco, y enganchar a muchas personas que no han encontrado, hasta ahora, un bote salvavidas. Igual al que ayudó a Edgardo a no tocar fondo con los