El Papa no es un jubilado cualquiera, y su residencia provisional mientras espera su siguiente etapa tampoco es cualquier casa de retiro.
El 28 de febrero, poco después de las ocho de la noche, los guardias suizos cerraron las inmensas puertas del palacio de Castelgandolfo. Ese gesto simbolizó el fin de un papado y también la culminación de la vida pública deJoseph Ratzinger.
Benedicto XVI vive actualmente en ese lugar, una inmensa villa pontificia ubicada en la localidad montañosa del mismo nombre, a unos 50 kilómetros de Roma.
El sitio oficial del Estado Vaticano empieza una reseña del lugar con la siguiente descripción:
“El visitante que entra por vez primera en las villas pontificias de Castelgandolfo no imagina encontrarse con importantes restos de una de las más famosas villas de la antiguedad, la Albanum Domitiani, gran residencia de campo del emperador Domiciano (81-96 d. C.), que tenía una extensión de 14 kilómetros cuadrados, desde la Via Appia hasta el lago de Albano”.
Las propiedades que componen las villas agrupan el palacio papal (que incluye también el Observatorio Vaticano, dirigido por jesuitas), el palacio Barberini y alojamientos para 21 empleados. También se ubica allí una planta de generación eléctrica, oficinas administrativas, edificaciones campestres y establos.
La propiedad posee además algunas instalaciones para hospedar una orden de religiosas, y dos monasterios de clausura.
La propiedad pasó a manos de la Iglesia en 1596, bajo el pontificado de Clemente VIII. El papa Pío XI (1922-1939) fue el primer pontífice de los tiempos modernos que residió por periodos extensos en Castelgandolfo.
Asimismo, el lugar guarda un triste recuerdo para el catolicismo. “El 14 de julio de 1978, el papa (Pablo VI) se desplazó hasta Castelgandolfo esperando, como cada año, que el aire saludable le hiciera recobrar nuevas fuerzas, pero el domingo 6 de agosto, a causa de un aumento de fiebre, no pudo asomarse al balcón del Palacio para el rezo del Angelus , y por la tarde entregaba su alma a Dios”, reseña el portal oficial del Estado. {^SingleDocumentControl|(AliasPath)/2013-03-10/RevistaDominical/Articulos/RD10-PREDICCIONES/RD10-PREDICCIONES-quote|(ClassName)gsi.gn3quote|(Transformation)gsi.gn3quote.RevistaDominicalQuoteSinExpandir^} Según ese mismo documento, la última visita de Benedicto XVI antes de su retiro definitivo había sido del 15 al 30 de setiembre del 2008.
Sin embargo, Castelgandolfo solo será una escala con vistas al retiro definitivo del antiguo pontífice. Según ha trascendido en varios medios de prensa, el Papa regresará al Vaticano cuando concluyan los trabajos de renovación en el monasterio de clausura ubicado dentro de esa ciudad.
Plan de retiro
Según cálculos efectuados por The Telegraph , el actual puesto de Benedicto XVI como obispo emérito de Roma lo habría hecho acreedor de una pensión de 2.500 euros (aproximadamente ¢1.630.000) al mes.
El Vaticano no confirmó esta información.
El vocero del Estado, Federico Lombardi, se limitó a declarar discretamente: “Nos aseguraremos de que viva una existencia dignificada”.
Aparte del salario, la Iglesia cubriría sus gastos, tanto los de sus comidas como los del mantenimiento de su nuevo hogar: un antiguo convento junto a los jardines del Vaticano.
Benedicto XVI probablemente seguirá en tratamiento con los médicos privados que lo atendieron durante su papado, y también podría seguir contando con el generoso seguro de salud que brinda el Vaticano.
“El servicio es mucho más rápido y mucho menos costoso, y es el cuidado médico más completo que he tenido”, comentó un obispo al portal de noticias Catholic News Service .
The Telegraph informó también que el expontífice se mudará al Vaticano con su piano y sus gatos. Eso sí, solo podrá llevarse sus documentos y efectos personales; todo lo que obtuvo durante el papado se quedará en el Palacio Apostólico o será transferido a la biblioteca y a los archivos secretos del Vaticano.
En el año 1284, el papa Celestino V emitió un edicto en el que confirmaba el derecho de un Papa a renunciar. Una semana después de su decisión, él mismo se retiró y fue sucedido por Bonifacio VIII. El nuevo Pontífice tuvo la previsión de encarcelar a Celestino, quien murió en cautiverio.
Ocho siglos después, Benedicto XVI aprovechó el derecho inaugurado por Celestino. Pero su retiro, rodeado de su música y sus felinos, seguramente tendrá un final más dulce que el de aquel viejo pontífice.