Fuertes vientos que vienen del Atlántico norte y una marejada de fondo que llega al país desde Nueva Zelanda podrían causar un fuerte oleaje en estos días.
Por esa razón, y sin necesidad de alarmar a la población, se solicita a los vacacionistas ser precavidos cuando visiten las playas.
Así lo explicó el oceanógrafo Omar Lizano, encargado del Módulo de Información Oceanográfica (MIO) del Centro de Investigación en Ciencias del Mar y Limnología (Cimar-UCR).
“Se prevé que haya más frecuencia de frentes del norte, según datos del Instituto Meteorológico Nacional, y eso provocaría un oleaje más peligroso”, comentó Lizano con respecto a lo que se espera conforme avance el invierno en el norte del continente.
Oleaje por marejada. “El oleaje se vuelve peligroso cuando tiene periodos largos que es lo que llamamos marejada de fondo”, explicó el oceanógrafo.
El sur de Nueva Zelanda y Australia conforma un corredor de tormentas que se conocen como “ciclones extratropicales”.
Esos ciclones generan olas que recorren miles de kilómetros, las cuales poseen mucha energía y, cuando llegan a las playas, rompen fuertemente.
“Esa es la ola de cresta alta y larga que uno ve que revienta en la playa”, dijo Lizano y agregó: “Algunos de esos trenes de marejadas pueden generar corrientes de resaca”.
En este caso, la corriente de resaca se da cuando una ola tan fuerte –como la causada por la marejada de fondo– rompe en la playa y regresa con fuerza a mar abierto pudiendo arrastrar a un bañista.
Algunas veces, esos rompimientos de olas se dan repetidamente en el mismo lugar, y esto termina por escarbar en la arena, dejando a su paso una zanja.
“Cuando las personas se encuentran con una de estas zanjas al entrar al mar, se asustan y pierden el control”, comentó Lizano.
Oleaje por viento. Los sistemas de alta presión que se dan en el Atlántico norte generan vientos fuertes, y esto causa oleaje peligroso (también conocido como “mar de viento” u “oleaje caótico”) en el Caribe.
Esos vientos se propagan por las llanuras del norte aprovechando los espacios entre montañas y volcanes en la cordillera volcánica de Guanacaste, y llegan con gran fuerza a la costa del Pacífico norte.
Eso se conoce como el “paso de Papagayo” y causa que el mar esté picado, por lo que podría poner en riesgo la navegación de botes de menos de siete metros de largo.
“En ocasiones, el viento sopla tan fuertemente que es capaz de llegar a Isla del Coco. Se desplaza kilómetros, y es lo que llamamos ‘mar de viento’”, señaló Lizano.
Para el oceanógrafo, lo importante es que las personas disfruten del mar con precaución, que conozcan la playa donde se bañan y estén atentos a cualquier cambio.