Aunque a los costarricenses nos parezca lejano, hoy las propuestas de “turismo nudista” no se agotan en un listado de playas. Existen hoteles, cruceros, aviones y complejos para acampar creados para que los visitantes vacacionen muy ligeros de ropa o libres de ella por completo.
De hecho, la modalidad es hoy un negocio que, según diversas publicaciones impresas y sitios de Internet, genera cerca de $300 millones al año. La mayor parte de los destinos se encuentran en Europa, Estados Unidos y algunos países de Latinoamérica.
La belleza del cuerpo parejamente dorado, sin marcas de trajes de baño en la piel, es una de las virtudes que pregonan los defensores del nudismo; pero las verdaderas motivaciones van más allá y se relacionan con conceptos como libertad, independencia y autoaceptación.
Se dice que en Costa Rica funcionan varios hoteles nudistas, y al menos de uno podemos asegurarlo. Lo sabemos de primera mano porque Arturo Pardo y Jose Díaz estuvieron allí el fin de semana del 16, 17 y 18 de abril.
Para su sorpresa, la mayor parte de los huéspedes eran nacionales y no extranjeros. La crónica de Arturo y las fotos de Jose les describirán lo vivido por ambos en tan singular estadía.
Unas páginas antes, hallarán un artículo sobre el tema de rigor esta semana: Osama bin-Laden. Pese al volumen de información generada en torno a él luego de su muerte, siempre hay una historia que contar. Hoy la publicamos.