El interés que hace tres años tenían los costarricenses en llenar el tanque de sus carros con gas licuado de petróleo (conocido como LPG) en lugar de gasolina o diésel pierde fuerza a estas alturas del 2011.
La anterior situación es reconocida por diferentes sectores involucrados con la distribución y abastecimiento de combustibles.
Es algo extraño, dicen, en momentos en que el litro de gasolina súper está por encima de los ¢700 y el de gas LPG se ubica en ¢389, lo que supondría un ahorro de ¢317.
Hace tres años, el litro de gasolina súper se ubicó en ¢737, lo que en aquel entonces convirtió este monto en el más alto reportado por la Refinadora Costarricense de Petróleo (Recope) desde 1994, primer registro disponible.
En aquel entonces, talleres como Gas Auto, en La Uruca, San José, pasaron de atender 80 clientes a 200 que buscaban cada mes modificar el sistema de inyección para que sus carros pudieran utilizar gas o gasolina.
Este trabajo es necesario para que permita a los conductores llenar el tanque tanto con gasolina como con gas. El trabajo requiere un desembolso de entre $775 y $2.000.
Villalobos dijo que hace poco más de un año había entre 10 y 15 taxistas que apostaron por el uso del gas, pero hoy lo adquieren solo escasos cinco.
Agregó que otra posible justificación radica en que, desde el 2008 hasta la fecha no ha aumentado la cantidad de estaciones de servicio que dispensan el LPG, así como los talleres que realizan el trabajo de modificación de los carros y de mantenimiento una vez que se hizo el trabajo. A la fecha, hay tres talleres reconocidos en el sector.
“A la gente la frena el hecho de que no hay muchas bombas con la venta de gas LPG, y la mayoría se concentra en la Gran Área Metropolitana. Imagínese ahora qué incentivo va a tener alguien de zonas alejadas”, comentó.
Con ella coincidieron Andrei Bourrouet, viceministro de Energía, y Antonio Galva, presidente de la Cámara de Empresarios de Combustibles, que agrupa a 250 expendedores.
José Miguel Masís, director ejecutivo de la Cámara, detalló que un empresario debe destinar cerca de $50.000 para instalar un dispensador, un tanque y el paso de tuberías necesarios para vender gas LPG.
Advirtió, sin embargo, que esto no garantiza un retorno expedito de la inversión mediante la venta del combustible. “El empresario lo piensa mucho; no es atractivo, porque no tiene suficiente clientela que necesite llenar su carro con gas LPG”, señaló.
Entre tanto, Fernando Navarro, propietario de Gas Auto, reconoce que la tarea para extender el consumo de gas LPG es “lenta”, tanto para convencer a los vendedores de combustible como a la población.
Como un primer paso, Navarro adelantó que esta empresa ofrece financiamiento a los conductores que deseen ajustar los sistemas para utilizar gas LPG.
Por su parte, el viceministro de Energía, Andrei Bourrouet, aseguró que existe interés del Gobierno en impulsar el uso de combustibles alternativos.
“En este proceso, evidentemente, debemos redoblar los esfuerzos para trabajar con los expendedores de gas (...), se requiere ordenar el sector con una reglamentación moderna y eficiente, y con reglas claras para el productor y el consumidor”, apuntó Bourrouet.
El funcionario dijo que el Minaet no descarta impulsar un incentivo fiscal para “estimular el uso de combustibles alternativos”, aunque no detalló cómo se haría ni cuándo podría aplicarse.