¿ Conoce el mundo de la historia literaria latinoamericana un caso tan sui generis como el de la familia Donoso: padre, esposa e hija? Los tres fueron partícipes, actantes, testigos y víctimas de todo lo que rodeó el complicado mundo literario del chileno José Donoso. Este escritor manifestó –y lo mantuvo hasta el fin de sus días– que “no podía vivir fuera de la literatura” y que “su literatura es su soporte biográfico”. De él es harto conocido su amplio bagaje literario, por lo que citarlo rebasa las intenciones de este artículo.
María Pilar Serrano, su esposa, de origen boliviano, lo acompañó (con angustiosos altibajos) en las intensas y dolorosos etapas vivenciales del escritor. De ella son conocidos dos textos: un apéndice titulado “El boom doméstico”, incluido en el libro de su esposo Historia personal del Boom ; y, más adelante, un texto independiente titulado Nosotros los de entonces , obvia alusión al poema de Pablo Neruda, de quien fueron amigos; su abordaje seguía siendo el lado doméstico y cotidiano de los participantes (escritores, esposas, hijos, etc.) del boom latinoamericano.
Diarios secretos. Ahora, Pilar Donoso (“Pilarcita”, como la nombran sus padres), hija adoptada cuando vivían en Calaceite (España), salta a la palestra –más de diez años después de muerto su padre– con un atrevido, hermoso y bastaste polémico libro titulado Correr el tupido velo , publicado por Alfaguara en el 2009. Su móvil es develar y hacer que cobre vida –con apabullante sinceridad– la trágica intimidad de ellos tres.
El título del libro de Pilarcita habla por sí solo. “Correr el tupido velo” es una deconstrucción de un Leitmotiv de Casa de campo (novela de su padre) que narra la historia de la familia Ventura, cuya norma “ética” era decir “corramos un tupido velo” cuando se hacía imperativo no dejar salir a la “luz pública” situaciones que adversaran la estructura de valores y cánones de esta familia de cierto abolengo y de una situación económica acomodada.
En el libro Correr el tupido velo , el título tiene el sentido contrario: abrir, en tanto descorrer el velo, para que entre la “luz” de la verdad y se conozca todo lo que acompañó el proceso creador de su padre.
La génesis del libro es la siguiente. Durante su vida, Donoso plasmó en 64 diarios (el último data de 1994) el lado más oculto y “negro” de su compleja e intensa vida.
Entre 1955 y 1956 entregó –algunos dicen que vendió pues andaba corto de dinero– los diarios a la Universidad de Iowa, donde se guardaron como “Los papeles de Donoso” y que cubren alrededor de 45 años de trabajo. Por razones que hasta este momento no están claras, ese material salió a la luz en forma de reportajes del diario La Tercera en el año 2003. Luego de un debate legal, la hija retomó los papeles.
En el prólogo del libro, Pilarcita Donoso explica las dudas y los tormentos que sufrió antes de decidirse a dar a la luz toda la desgarradora intimidad que contenían estos “papeles”, así como otros igualmente dramáticos de su madre (quien sufría fuertes crisis de alcoholismo) y quien también tenía la costumbre de escribir diarios.
Fantasmas. En el “Prólogo” dice Pilar: “Leo y releo y reconozco tantas cosas' Me río, lloro, me enrabio, perdono, vuelvo a llorar; me decepciono, lo enaltezco y nuevamente lo perdono porque lo quise intensamente”. Más adelante escribe: “En mi búsqueda personal por rescatarlo de la intimidad, en su profundo y particular mundo sin límites, he recurrido a sus cartas ['], también a sus ensayos y especialmente a sus diarios, en los cuales jamás guardó secreto alguno”.
Como ya no puede hablarse de secretos pues los diarios salieron a la luz, uno de ellos –y lo abatió siempre– es que se le “reconocen” experiencias homosexuales de joven, antes de casarse.
Se dice que por ello se alejó de Chile por mucho tiempo. Sin embargo, en sus papeles, con declarada sinceridad, hace alusiones directas a ese rasgo de su vida y a la tremenda ambiguedad que no le permitió definir su personalidad.
La estructura del libro es impecable. El hilo temporal es cronológicamente la vida de Donoso y su mujer a partir del momento en que se conocieron hasta los días previos a la muerte de José.
Esa cronología se entrelaza con la esencia y el punto crítico de la historia: fragmentos de los “papeles” de Donoso y algunos fragmentos del diario de María.
Se trata de un descarnado mural que muestra los fantasmas y –permítase la expresión– el “infierno” de algunos momentos de sus vidas. El mismo autor confiesa, con inaudita sinceridad, que la vida íntima del escritor debe conocerse, que se debe “descorrer el velo” que oculta todos sus fantasmas y así traer a la luz todo lo que subyace: pasiones, dolores, ansiedades, ocultamientos, ambiguedades. Solo así, según él, se conoce a profundidad el proceso creador.
Entrelazado con el hilo cronológico, la autora alaba o rechaza, con fuertes críticas y duras en extremo, las intimidades y las conductas impropias confesada por sus padres; sin embargo, también trata de entender, perdonar y seguir con su destino. Hay aún más: no quedan fuera del contexto general, extractos de la crítica y de textos literarios; y –muy interesante– el cómo ella va recordando, reconociendo y ubicando lugares, casas y personajes (pues los conoció de niña) que luego descubre en alguna novela.
A pesar de este entramado de discursos, de un incansable vaivén, en ningún momento se pierde la coherencia, y el lector retoma con facilidad el momento cronológico que había quedado interrumpido.
Sincera confesión. En un jugoso ensayo sobre el tema, Mario Vargas Llosa, que los conoció bastante y que incluso conoce a Pilarcita desde los dos años, expresa:
“Por otra parte, además de una biografía de sus padres y de ella misma, la autora ofrece en este libro un documento excepcional sobre el proceso creativo del escritor que fue José Donoso, las fuentes y modelos que le sirvieron para gestar sus historias, sus métodos y manías, los entusiasmos y las depresiones por las que pasaba, su tenacidad y disciplina y los arrebatos, paranoias, histerias, ingenuidades, miedos y, a veces, ilusiones de chiquilín con que, además de la imaginación y la memoria, amasaba sus cuentos y novelas”.
Indudablemente, en la experiencia de la lectura de este libro se reconoce cómo se inicia y cierra el círculo. José: la literatura (lo simbólico); Pilar Serrano, el manejo del contexto psicosocial en tanto la solidaridad y la convivencia cotidiana con un escritor tan conflictivo; Pilarcita asume la responsabilidad de “correr el tupido velo” para que el lector se hunda en la parte oculta del iceberg y de fe de las tragedias, odios, amores, desencuentros, traumas, fracasos, de esa familia tan unida a veces y tan distante en otras. El libro es un reto; para muchos es una profanación y un irrespeto a la memoria de sus padres; para otros es una confesión de sinceridad y valentía para dar a conocer el calvario y el goce que fue el proceso literario de Donoso.
Que sean los lectores quienes emitan su propio criterio sobre la pertinencia o no de traer a la luz, con apabullante sinceridad, esta dolorosa experiencia vivencial de uno de los grandes escritores latinoamericanos: José Donoso.
La autora es profesora pensionada, tiene Maestría en Literatura Latinoamericana y es miembro de la Academia Costarricense de la Lengua.