“Democratizar” siempre ha sido un verbo que en general implica poner al alcance de todos sin discriminación alguna. De igual manera se infiere el concepto detrás del verbo “abaratar”, pues con bajos precios, los productos o servicios siempre terminan al alcance de toda la población.
Sin embargo escogí el verbo ‘democratizar’ en vez de ‘abaratar’, para referirme políticamente al proceso que deberemos emprender de inmediato, para reducir el costo de la energía eléctrica que actualmente adquirimos a tarifas cada día mas altas, por cuanto si continúan subiendo a la tasa que lo vienen haciendo, menos serán los pobladores de escasos recursos que la podrán adquirir y disfrutar, y podría dejar de ser por ello, un bien democrático como lo fue por mucho tiempo.
Por recientes reportajes hemos sido informados que miles de familias ya volvieron al uso de la leña y del propano para cocinar, con los consecuentes peligros que ello acarrea en incendios, quemaduras y perdida de vidas humanas, convirtiendo irónicamente a esos sectores y a corto plazo, en ciudadanos marginados y excluidos del avance social tico.
Encarecimiento. ¿Y porque razón la energía eléctrica se esta encareciendo? Las explicaciones son múltiples, y quizás nunca coincidan dos expertos en una sola causa prioritaria. Lo importante ahora es encontrar el procedimiento para hacer de nuevo de la energía eléctrica un producto adquirible por todos y a bajo costo para todas las residencias, servicios e industria. De nada nos servirá que nos digan que es el servicio más confiable del mundo, que se obtuvo de nuestros propios recursos nacionales, que lo produce una empresa de todos, que lo sirven envuelto en los colores de la bandera patria, si nos lo desconectan de inmediato por falta de dinero para su pago.
El primer paso que tenemos que dar es entender que hay empresas especialistas en producir la energía, como las plantas generadoras del ICE y los generadores privados, y otras que la transportan y la sirven llevándola hasta donde se requiere, como es el caso de las distribuidoras ESPH y JASEC por dar ejemplos. En cada proceso hay costos asociados que nunca serán despreciables, pero si cuantificables y además estándares mundiales y estables con el tiempo.
El segundo paso seria exigir que en la factura se detalle el costo de los procesos anteriormente descritos, incluyendo el de la comercialización si fuese necesario. Con ello sabríamos a plenitud quien se lleva la mayor tajada de nuestro pago.
El tercer paso sería el poder contar con una ley que nos permita el derecho de contratar la compra de la energía eléctrica con la empresa que mas barata nos la ofrezca en régimen de competencia, de igual manera que hacemos todos los sábados en las ferias del agricultor. Muy probablemente el servicio del transporte de la energía quedara en manos monopólicas del ICE, y los de distribución a cargo de las diferentes empresas monopólicas regionales y por esos servicios pagaremos el canon regulado por la Aresep. Pero el servicio de la comercialización bien podría estar en manos de múltiples agentes de ventas, como hoy día son los innumerables puntos de venta de los teléfonos celulares, uno en cada cuadra.
En otras palabras, no estaríamos como hoy en día, preocupados y debatiendo públicamente quien produce o como se produce la energía eléctrica, si es renovable y verde, o si es contaminante o sucia, sino que ¿cuánto podemos y queremos pagar por ella? Da la casualidad de que las propuestas anteriores están incluidas en la propuesta de Ley General Eléctrica, y muchos países del mundo, es especial los de Europa, ya disfrutan de los costos de producción eléctrica mas bajos del planeta. ¿Que esperamos para volver a tener energía eléctrica realmente democrática?