Una paradoja con sentido

Y tras leer todos los relatos, uno a uno, resulta más sencillo comprender la tremenda paradoja: ¿cómo una prueba tan dura puede resultar a la vez una experiencia tan valiosa y aleccionadora?

La respuesta la tienen las mujeres que nos escribieron, así como sus esposos, hijos, padres, vecinos y amigos cercanos; y los testimonios recibidos lo explican sabiamente.

Hubo quienes dieron la batalla con coraje hasta el último minuto; otras pudieron superar la adversidad. Lo cierto es que la vida adquirió nuevas dimensiones para unas y para otras, así como para sus seres queridos. Tanto estas mujeres como sus familias jerarquizaron de otro modo sus prioridades y descubrieron qué es lo verdaderamente importante.

Con lágrimas regaron su sufrimiento, mas hoy ven atrás y la mayoría de ellas asegura sin titubeos que la enfermedad no fue en vano.

Reproducimos en esta edición cinco de estas historias y, a partir de mañana, compartiremos siete más –una por día– en el sitio de La Nación en Internet (www.nacion.com)

Nuevamente, gracias a todas ustedes, mujeres valientes y admirables.