Costa Rica pasa por un momento complejo que implica a la vez un gran reto. Es cada vez mayor la sensación en la ciudadanía en el sentido de que se ha venido acumulando una enorme tensión entre sus expectativas y aspiraciones, por mayores niveles de bienestar individual y colectivo, y la capacidad del Estado para poder atenderlas. Hay una percepción cada vez más generalizada de confusión sobre el rumbo de nuestro país.
Pero no todo es incierto y oscuro en esta primera consideración sobre el momento que vivimos como nación. Existe por otro lado, y más allá de los nublados del día, el reconocimiento de que Costa Rica tiene aún grandes condiciones para poder avanzar hacia mayores niveles de equidad, seguridad, participación democrática e inclusión social para la mayoría de sus ciudadanos y ciudadanas. Que lo que hemos logrado, de manera colectiva, como país, nos permite abrigar la esperanza de asegurar un desarrollo verdaderamente sostenible con grados crecientes de participación de la ciudadanía en la construcción de su propio destino fundamentado en una ética de intereses compartidos.
Lograr este objetivo es posible si, además de seguir haciendo lo bueno que sabemos hacer, también promovemos un cambio para fortalecer el diálogo social de manera que todos ganemos. Esto significa pensar y actuar como un equipo, como un país, como una nación.
Por esto, las 26 organizaciones que conformamos el Consejo Consultivo Nacional de Responsabilidad Social de Costa Rica, hacemos un llamado a la sociedad costarricense para integrarnos y avanzar como conjunto, de manera que construyamos esa Costa Rica que nos merecemos y deseamos. Estamos convencidos de que la sociedad civil, el Gobierno, la empresa privada y la academia necesitamos integrarnos y construir colectivamente un conjunto de objetivos superiores prioritarios, con una estrategia de ganar-ganar, por encima de intereses particulares o gremiales.
En ese sentido, el Consejo Consultivo Nacional de Responsabilidad Social propone que, como sociedad, nos aboquemos a trabajar concertadamente en objetivos realistas y específicos para:
1. Fortalecer la gobernabilidad del país a partir de la concertación, la transparencia, la eficiencia, la simplificación y la capacidad de respuesta de las instituciones.
2. Lograr el balance en las finanzas públicas de manera que haya el suficiente ingreso para hacer una redistribución social en servicios y bienes públicos de alta calidad para toda la población, que garantice su bienestar presente y futuro.
3. Facilitar el clima de negocios para estimular el crecimiento económico.
4. Mejorar significativamente la gestión sostenible de nuestro ambiente.
Aún tenemos una buena oportunidad de mejoramiento y creemos que el primer paso para aprovecharla es la superación de los egoísmos, sectorialismos, gremialismos, dogmatismos y partidismos, a partir de la renovación de nuestra cultura personal y social para pensar y actuar en función del conjunto.
Ya no nos queda tiempo para seguir con la cultura del casi-casi, del egoísmo sectorial, del entrabamiento mutuo, de la postergación o del protagonismo. Lo que está de por medio es la anulación de todos los logros que como sociedad hemos alcanzado.
Estamos en la época de sumar y multiplicar, de ganar-ganar. La época de restar y dividir ya pasó. Asumamos nuestra responsabilidad social e individual. ¿Si no lo hacemos nosotros quién lo hará?
Guido Alberto Monge Vicepresidente ejecutivo del CCNRS y sus 26 organizaciones miembros.