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Tregua

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Sería mal vista una columna de fin de año que no incluyese un saludo optimista, no importa cuán destemplado haya sido el clima de este diciembre. Deseamos a las (y los) habitantes del planeta tanta prosperidad y tanta felicidad en 2013 como las que nos quieren deparar todos los (y todas las) gobernantes del mundo. Es justo expresarlo así porque, por mucho que buscamos en la literatura escrita y electrónica, no encontramos una sola mención de un (o una) gobernante que confesara el propósito de hacer algo infeliz a su pueblo. Así las cosas, lo único predecible es un año de incontenible regocijo para una especie humana que sobrevivió con serenidad a las amenazas de la profecía maya.








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