Por fin tenemos una explicación sobre la alarma que experimentaron las autoridades de la FIFA tras la decisión, por parte de las modestas federaciones suiza y belga de fútbol, de suspender el encuentro amistoso que habrían de escenificar sus respectivas selecciones hoy 28 de diciembre en la ciudad de Berna. Aun cuando iba a ser un intrascendente encuentro de fogueo, la FIFA considera que el motivo por el cual se suspendió pone en inmediato riesgo las competiciones de fútbol, baloncesto, waterpolo y voleibol en casi todo el mundo.
El problema comenzó el pasado 17 de diciembre cuando el más alto tribunal de justicia de la Confederación Helvética confirmó, en apelación, un fallo emitido anteriormente por un tribunal de Ticino, en el que se le da la razón a la ya centenaria empresa de diseño artístico e industrial Bernardini-Lamb (BLSch), que tiene su sede social en aquel cantón de habla italiana.
Este establecimiento, fundado en 1898, obtuvo hace poco menos de 60 años, de la Oficina de Patentes de Zurich -sí, la misma en la que trabajó Albert Einstein-, una curiosa patente que conserva todavía, gracias a una urdimbre de tratados internacionales sobre el derecho industrial, su vigencia en muchos estados de Asía y Europa y en todos los de África y las Américas. Esta patente consiste, literalmente, en “la propiedad exclusiva del uso, en espectáculos públicos, de objetos móviles de forma esférica que midan entre más de ocho y menos de 90 centímetros de diámetro”.
Esto quiere decir que en ningún gimnasio, estadio o teatro en el que se cobre la entrada para presenciar un espectáculo se podrá practicar alguno de los mencionados deportes sin el debido pago de derechos a la firma LBSch. Más aún, el alto tribunal suizo definió que “el concepto de espectáculo público incluye por derivación las transmisiones radiales y de televisión, así como la difusión por medio de películas o videos en teatros, gimnasios o estadios, o por vía de la Internet”.
Dadas las dimensiones de los balones o pelotas que se utilizan en otros juegos como el pin-pon, el golf, el tenis, el béisbol y el sóftbol, ninguno de estos está obligado a honrar la patente zuriquesa y lo mismo ocurre con el rugby y el fútbol americano, en los que se emplean balones de forma no esférica.
Por el momento, la FIFA ha nombrado una delegación de altísimo nivel que se reunirá en Ginebra con los personeros de BLSch con el fin de gestionar un arreglo económico con la empresa antes de mediados de enero de 2013, todo para no tener que suspender los partidos eliminatorios del Campeonato Mundial ni los campeonatos nacionales que deberán reanudarse a principios de año. La prensa no ha suministrado todavía información sobre lo que harán las organizaciones que manejan el baloncesto, el waterpolo y el voleibol, pero se especula sobre la posibilidad de que la NBA de los Estados Unidos ya haya convenido un arreglo multimillonario por medio de una subsidiaria canadiense de BLSch.
Se sabe, por otra parte, que gracias a un detalle jurídico que data del período bolchevique, las federaciones deportivas de Rusia, Ucrania, Bielorrusia y los demás estados que integraron la URSS no están ligadas a la patente de BLSch y algunos expertos piensan incluso en la posibilidad de que todas las eliminatorias restantes del Mundial de Fútbol, y la misma etapa final prevista para jugarse en Brasil en 2014, se tengan que disputar en estadios ubicados en los países que formaron parte de la Unión Soviética. Tan es así que ya circula el rumor de que las federaciones de fútbol de Armenia, Azerbaiyán y Georgia han manifestado interés en acoger en sus estadios las próximas eliminatorias de la CONCACAF.
Sería interesante saber qué piensan hacer los dirigentes de la Federación Costarricense de Fútbol frente a tan delicada situación que los obliga a posponer el inicio del próximo campeonato local o, en el peor de los casos, a suspenderlo en forma permanente.