Por más de 20 años, la vida profesional de Sergio Madrigal Carballo, doctor en Química Física de la Universidad de Valencia, ha transcurrido entre desechos, últimamente entre residuos de camarón y cáscaras de frutas.
Madrigal ha dedicado su talento a la investigación y transferencia en el campo de los polímeros naturales, los biomateriales y la nanobiotecnología; campos del conocimiento reservados a unos pocos, pero cuyos beneficios pueden tocar la vida de millones.
El resultado del trabajo de este egresado de la Universidad Nacional y su equipo han sido soluciones que incorporan las tecnologías “verdes” a productos en campos como la salud, los alimentos y agricultura.
El proyecto por el cual ayer recibió el galardón Clodomiro Picado Twight 2012 en la categoría de Tecnología precisamente mezcla desechos de camarón y de fruta.
Del camarón, Madrigal y su equipo extraen el quitosano, material que da la estructura a todos los seres vivos de la familia de los artrópodos y crustáceos.
El quitosano luego es “pegado” químicamente con extractos de la fruta y esto les permite crear y moldear materiales con herramientas de la nano y la biotecnología útiles para, por ejemplo, bajar la toxicidad de un fertilizante para sean más sencillos de utilizar y menos contaminantes.
El material de origen natural copia así propiedades de materiales sintéticos, lo cual, explica Madrigal, brinda al país una ventaja competitiva en el uso de recursos naturales y química verde.
Esta extracción y combinación de sustancias naturales genera diversos biomateriales híbridos, susceptibles de utilizarse en diversidad de campos.
“Por ejemplo, en salud ahorita estamos desarrollando conjugados poliméricos que pueden servir para la prevención y el tratamiento de enfermedades como el cáncer o combatir infecciones por bacterias producidas por dispositivos como el catéter que te ponen en el hospital”, comentó un entusiasmado Madrigal.
El investigador, de paso, hace algo que cree esencial: promover un desarrollo innovador y científico en Costa Rica de productos de mayor valor agregado de fuente natural y además, impactar en sectores para él abandonados: el agrícola y el pesquero.
“Me siento muy honrado por la distinción, pero ahora debemos atraer a más sectores económicos y productivos a esto que al final es para los costarricenses. Y, de paso, les digo a los niños: la ciencia es divertida; te permite materializar tus sueños, pero, sobre todo, convertir nuestra curiosidad en conocimiento”, afirmó.