Singapur. Seguramente usted ha escuchado que Asia está creciendo rápido. En realidad, las palabras se quedan cortas.
En Singapur, por ejemplo, los mapas de Google no pueden seguir el ritmo al que se construye: lo que en ellos se ve hoy como un lote vacío tiene tres rascacielos unidos en lo alto por una piscina, además de los invernaderos sin columnas más grandes del mundo y un parque con árboles artificiales de hasta 26 metros cada uno.
Aunque el desarrollo no se mide (solo) con infraestructura, el hecho es que los niveles de educación, salud, producción e ingreso aquí son de país desarrollado.
Hace unos 50 años, Costa Rica habría sido la envidia de este país del sudeste asiático. Eso lo saben bien políticos como los expresidentes José María Figueres y Óscar Arias, quienes visitaron esta ciudad-Estado mientras ejercieron el poder, y dijeron que el nuestro tenía lecciones que aprender.
Con un régimen de comercio muy abierto, bajos impuestos y alta inversión en educación e infraestructura, los mismos niños del país pobre de ayer se convirtieron en los abuelos del Singapur rico de hoy.
Nace un Estado. Importante puerto de la zona desde que en 1819 el británico Sir Stamford Raffles llegó al lugar y fundó la ciudad, en 1965 Singapur alcanzó la independencia, cuando fue expulsado de Malasia.
Un líder hoy reverenciado, Lee Kuan Yew, estuvo al frente del país entre 1959 y 1990 con el Partido de Acción Popular, el único que ha gobernado el Singapur moderno.
Aunque existe oposición, nunca ha llegado al poder, y el hijo de Lee Kuan Yew dirige ahora el Partido. Esto, junto a límites en libertades como la de prensa, lleva a la organización Freedom House a calificarlo como país “parcialmente libre”.
El tener pena de muerte, prohibir por ley la homosexualidad y dar azotes a los sentenciados, también les ha traído críticas.
“Los derechos humanos son una cuestión interpretable. La visión de Occidente es distinta a la nuestra; sin embargo, muchas leyes son herencia de la época colonial británica. En todo caso, aquí no se persigue la homosexualidad. Está esa ley, pero no se persigue”, responde a los cuestionamientos el viceministro de Relaciones Exteriores, Masagos Zulkifli.
A pesar de esto, la realidad es que ninguna de las casi cinco millones de personas que viven en Singapur podría encontrar fácilmente por las cercanías mejores estándares de vida con mayores libertades.
Las claves. Como desde el siglo XIX, el puerto sigue siendo clave para Singapur. Es el segundo con más movimiento del mundo y decenas de miles de grandes navíos llegan cada año. Con el puerto llegan los negocios y por eso es sede de los principales bancos del mundo. Con los negocios llegan los ejecutivos y su aeropuerto está en el número 15 de los de mayor tráfico del mundo.
Todo, en un país con menos del 2% del territorio tico y sin grandes recursos, ni siquiera acuíferos.
“Una de las claves del éxito ha sido la planificación, tanto de la economía como del poco espacio. Si tenemos poco, tenemos que utilizarlo de la mejor manera”, dice Zulkifli.
La otra clave está en el primero de los valores de los que se precia el Gobierno de Singapur, la integridad, la cual va de la mano con el concepto del honor, tan extendido en Oriente. Uno de los últimos políticos acusado por corrupción terminó suicidándose, dice Zulkifli.
“Tenemos muchas reservas. Creo que nadie tiene claro cuántas son”, responde Tan Liang Gim, gerente de la Autoridad de Planificación, cuando se le pide explicar de dónde, además del comercio e impuestos, sale el dinero para que el Estado invierta en infraestructura de primer nivel e incluso en los edificios de apartamentos donde vive el 83% de los singapurenses.
Oficialmente, esas reservas son de $145.000 millones y están deseosos de invertirlas, en parte por medio de la agencia pública International Enterprise (IE) Singapore.
“Negociamos un TLC con Costa Rica, en el 2010, con éxito y muy rápido. Ya lo ratificamos, Costa Rica no lo ha hecho. Estamos esperando. Cuando sea implementado, IE Singapur lo presentará a la comunidad de negocios aquí y las compañías que quieran aprovecharlo hablarán con ese organismo para invertir”, afirma el ministro de Comercio Exterior, Lim Hng Kiang.
“La ratificación legislativa de este tratado de parte de Costa Rica está pendiente y es urgente para no minar nuestra credibilidad”, comenta, por su parte, el embajador tico en Singapur, Jairo Hernández.
“Creo que en Singapur las cosas funcionan más rápido”, añade el ministro Lim.
No solo parecen funcionar más rápido, sino también mejor. Para el próximo año, entre todo lo que planean inaugurar, Singapur abrirá el estadio con cúpula retráctil más grande del mundo. Google debería actualizar mucho más seguido sus mapas de esta ciudad.