Si la llegada de un nuevo año le despertó el deseo de ponerse en movimiento y ejercitar su cuerpo, le conviene saber algunos detalles antes de emprender carrera.
La “fiebre” por correr ha contagiado a muchas personas de todas las edades. Sin embargo, es importante que tome las precauciones del caso para que este deporte le depare solo beneficios.
Según varios expertos consultados por La Nación , el primer paso es fijarse un objetivo que debe responder a la pregunta: ¿qué quiero lograr al correr?
De ese objetivo dependerá todo el programa de entrenamiento e incluso los requerimientos alimenticios de la persona.
“Correr es una actividad física y como tal debe ser ‘periodizada’. Mucho ejercicio y mal planeado siempre tiende a ser perjudicial. Lo más recomendable es comenzar con poco, al cuerpo hay que enseñarle a correr de la manera correcta y por eso correr mucho al inicio puede desencadenar lesiones que van desde mínimas hasta graves”, advirtió Orlando Muñoz, entrenador personal con certificación internacional.
El educador físico y entrenador César Lizano coincide en que la práctica de este ejercicio debe ser paulatina y atender a las necesidades del propio cuerpo.
“Hay personas que son sedentarias, sin embargo, sí tienen la capacidad para desarrollar una rutina de ejercicio físico. Lo importante es seguir el propio ritmo del organismo y no exceder esas capacidades. Se puede empezar caminando y luego alternar con trote hasta llegar a correr definitivamente”, destacó Lizano.
La experta en ciencias del deporte Ana Yency Solís señaló la importancia de someterse a una serie de exámenes médicos básicos para evaluar el estado general de salud de la persona y descartar alguna enfermedad que le impida ejercitarse normalmente.
“Hay que escuchar a los huesos y a los músculos; verificar que no existan viejas lesiones que interrumpan el entrenamiento o bien que perjudiquen de alguna manera”, destacó Solís.
Entre los exámenes, la experta recomendó un hemograma completo, hemoglobina, perfil lipídico (colesterol, triglicéridos), glicemia, ácido úrico, examen general de orina y un electrocardiograma.
Con el diagnóstico médico en mano, lo que sigue es buscar la asesoría de un profesional certificado quien será el responsable de diseñar un plan de entrenamiento según las necesidades individuales.
“El profesional debe estar capacitado para hacer el balance entre las metas personales y las capacidades de ese individuo. El que mucho abarca, poco aprieta. Si se ha descuidado el cuerpo por muchos años, no se puede pensar que va a recuperarse en semanas o meses”, destacó Muñoz. Colaboró la periodista Alejandra Vargas.