Así lo informó el director de los Museos Vaticanos, Antonio Paolucci, en un artículo publicado en el diario vespertino de la Santa Sede,
Se trata de varios dispositivos eléctricos y monitores distribuidos en ubicaciones temporales junto a detalles de los grandes maestros como Botticelli y Perugino.
El director detalló que 36 de estos sensores fueron alojados en tubos colgantes que atraviesan hacia lo alto los murales de la capilla y los otros 14 son fijos y están afianzados a las cornisas de las paredes.
Paolucci explicó que el objetivo de estos dispositivos es controlar el polvo que se genera en el recinto y que causa en los frescos reacciones químicas no deseadas. De ahí que ayer, durante la tradicional misa oficiada por el Papa en la Sixtina –en la cual fueron bautizados dieciséis niños– , los asistentes estuvieron “acompañados de visitantes extraños, que captaran las partículas de polvo”, dijo Paolucci.
El director afirmó que se pretende dotar al sagrado recinto de un sistema de climatización renovado y eficaz para garantizar una adecuada circulación del aire constante y la reducción de los agentes contaminantes, sólidos y gaseosos.
Cada año, la Capilla Sixtina recibe cientos de miles de visitantes que son imposibles de contabilizar porque, según Paolucci, aunque se restrinja su número, siempre hay muchos que regresan tras visitar los Museos Vaticanos.
Con este objetivo, dijo, se han instalado cámaras con sensores de temperatura para registrar el número de personas en la puerta de entrada y las dos de salida.
Estos aparatos también servirán para controlar las emanaciones de polvo y otras sustancias.
Su diseño arquitectónico está inspirado en el Templo de Salomón del Antiguo Testamento. La decoración se realizó en cuatro períodos. Al primero – bajo el pontificado de Sisto IV– corresponden los cortinajes simulados y los frescos de Botticelli y Signorile, entre otros, pintados entre 1481 y 1482.
La segunda es del pontificado de Julio II (1503-1513) , quien encargó a Miguel Ángel nuevos frescos.
El artista pintó en la bóveda la historia de la Creación en cinco escenas y la vida de Noé en tres. También retrató a los profetas, las sibilas y otros episodios bíblicos.
La tercera corresponde al pontificado de Clemente VII (1523-1534) y al de Pablo II.
El genial Miguel Ángel también pintó la pared frontal donde se encuentra el altar mayor, sobre la que creó el insuperable
La última fase fue durante los papados de Pío V (1566-1572) y Gregorio XIII (1572-1585) , cuando se pintaron los frescos de la pared de entrada,