Ese día, el calendario marcaba 14 de febrero y el tiempo era propicio para navegar en el mar.
Géiner Golfín, administrador y guardaparques de Isla del Coco, regresaba de un patrullaje de control y vigilancia cuando una cola roja cruzó el cielo, y esto le llamó la atención.
“Cuando lo vi, me sorprendió por el plumaje y le tomé una foto”, contó Golfín, quien apuntó datos del lugar: siete millas náuticas al norte del islote Manuelita.
Esa cola era de la especie de ave conocida como rabijunco colirrojo (
Su característica más prominente es una cola roja que puede llegar a medir 35 cm de largo, y contrasta con el plumaje blanco que cubre su cuerpo.
Sus alas son largas y puntiaguadas, las cuales le proporcionan eficiencia aerodinámica para planear sobre las corrientes térmicas del océano.
Su pico es curvo, con bordes dentados, que permiten, una vez cazado, que el pez no se resbale. Se alimenta de peces voladores y calamares, así como de crustáceos.
Su técnica de cacería es la misma que emplean otras aves marinas: sobrevuela el sitio y, al identificar una presa, realiza un clavado en el mar que termina en buceo.
Según la base de datos de la Lista Roja de la Unión Internacional de Conservación de la Naturaleza (UICN), esta ave busca islas océanicas con acantilados inaccesibles para anidar.
El reporte del rabijunco colirrojo saldrá publicado en el
En octubre del 2010, guardaparques y voluntarios observaron diez especies no registradas antes para la isla, pero sí para el país. Estas son: pato cuchara (