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La púrpura y la sangre

La anatomía fantástica de los poetas del Siglo de Oro solía ser una lírica de la anemia. El color – id est : el no color– ideal de las damas era el blanco níveo y vampíreo, de un reluciente post mortem. A la “blanca Leda en verde vestidura” y al “blanco y esbelto cuello de la diosa” cantaba don Luis de Góngora, mientras, en la corte, en alguna dama, lánguidamente el color moría. Entonces, la inspiración poética podía fallecer de un golpe vitamínico.

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La anatomía fantástica de los poetas del Siglo de Oro solía ser una lírica de la anemia. El color – id est : el no color– ideal de las damas era el blanco níveo y vampíreo, de un reluciente post mortem. A la “blanca Leda en verde vestidura” y al “blanco y esbelto cuello de la diosa” cantaba don Luis de Góngora, mientras, en la corte, en alguna dama, lánguidamente el color moría. Entonces, la inspiración poética podía fallecer de un golpe vitamínico.








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