Ya pensaba yo que, como caen puentes en Costa Rica, lo mismo podía pasar en mi parcelita belga, pobrecita, para peor, con Gobierno provisional. Es que mi periódico (La Nación, 20/01/2011) pone el título: “La zozobra reina en Brujas”... y permanezco perplejo, postrado. ¿Pasó algo en Brujas, la de allá, la bien ponderada por Pallais y otros poetas?
El mismo pueblo, por su nombre proyecta la idea de “puente” (brug, bridge, Brucke,'), como en no pocas postales y posters. Ese postrado Brujas, lo pronosticó Rodenbach y lo leyeron por París como por aquí, desde Brenes Mesén a Alberto Cañas...
Pero volvamos a los parajes tropicales. Perdonen, al fútbol local no le doy pelota, por provinciano. Pienso positivamente por la pluma' pero pierdo porque el paisanaje pretende que todos tengamos una pelota en la parte superior... en vez de pensadoras prensadas. El párrafo en el periódico parloteaba además sobre un tal Minor: ¿se referiría a ese padre menor? Fue mi primitivo pensamiento. Pierdo puntos. Permítame, profesor Varguitas, ¿qué prepara esa brujería porfiada? Usted que no tiene pelos en la parla, ¿todos, desde Puntarenas, perla del Pacífico, hasta Paso Ancho, nos quedaremos en-vargados o embargados?
Posteriormente, al tener que presentarme en persona para papeleos por el puerto, aquel de Pegaso, el aeropuerto, se me impuso con porfía lo del puente aquel, el otro imponderable, imposible, por acá: patológica pega periférica. Se pone uno pasmado: promesas pasadas, payasadas, pues, por poco pura paja' El problemita no es de piedritas, nada pequeñitas, sino de fieritos, protegidos por policías. ¡Qué pereza, puro paquete! “Palabras, palabras, palabras'”, predicó aquel personaje, pero, aparte de posturas postizas o postigos, prefiero la precisión. Un preciado pariente propone postrema perspectiva: podríamos pedir permiso al profesor Mataburros: lo que potis'
Las palabras pueden proponer puentes, pero no prospera un puente de pura palabra. Por la perica, paren putativas propuestas; no nos posterguen con pláticas por palacio y parlamento. Imperdonable pacotilla en pastillas. Propongo pedir a Pedro y a Pablo, al padre Pío, por Providencia, a poderosos y piadosos que pronto paren esa plétora. Perdemos paciencia. Que pasen presto, no por Pavas ni con la periférica, a ponernos un puente no de plomo pesado ni de plata perlada, sino, ¡por piedad, por favor y por pavor, pedimos poco: un pedazo de pista para pasar!