Esos informes son un primer sustento para la hipótesis de las organizaciones científicas y ambientalistas, en el sentido de que la pesca incidental pudo causar la matanza.
“Nuestros estudios han encontrado indicios de agua y mucus espumoso en los pulmones y en las fosas nasales de las tortugas analizadas. Las pruebas físicas preliminares apuntan a que la causa de muerte es sumersión forzada inducida por el aparejo de pesca”, indicó Didiher Chacón, presidente de Widecast.
Agregó que el análisis macroscópico de los órganos internos y los cuerpos no arrojan información de que las tortugas tuvieran infecciones u enfermedades.
De igual manera, el análisis de los sitios de hallazgo permite concluir que no hay efectos de toxinas en el agua, pues no se detectó mortalidad en otros organismos vivos que se encontraron asociados a estas zonas, tales como peces y crustáceos.
Todavía hay cinco tortugas vivas a las que los ambientalistas tratan de salvarle la vida.
Según Chacón, se busca dejar todos los informes en manos de la fiscalía para que sean los Tribunales de Justicia los que determinen si hay relación directa de pescadores con la muerte de las tortugas.
Enfatizó que ese tipo de quelonios son vitales en la regeneración de pastos marinos en la zona, los cuales ayudan en la absorción de elementos como carbono, nitrógeno y fósforo.
La muerte intencional de tortugas está penada por la Ley de Protección de Tortugas Marinas y el artículo 140 de la Ley de Pesca y Acuicultura ( N° 8436)
La organización anuncio que dará una batalla en todos los frentes por que este caso sea ventilado en los Tribunales de Justicia.