Entre los Zúñiga de Alajuela, el arte tiene un aire de familia. A veces, el aire es de metal; otras, de madera, pero siempre es arte. La familia Zúñiga nos ha dado artistas notables, como Francisco, y como Edgar y Franklin Zúñiga Jiménez: todos se han distinguido en la escultura, entre otras disciplinas. Franklin Zúñiga es el creador de la estatuilla de los Premios Áncora, la que recupera y estiliza la figura del búho (o mochuelo) de Palas Atenea, la diosa griega de la sabiduría y frecuentadora de las musas.
En esa estatuilla se ha reiterado un aserto del crítico Luis Ferrero: los de Franklin Zúñiga “son seres con un fuerte sentido de ascensionalidad y verticalidad”. “Esta-mos en presencia de un real creador”, añadió Ferrero.
Conversamos con el escultor.
– ¿Cuándo sintió usted que sería artista?
–Habiendo crecido en una familia dedicada al arte, diría que el oficio me obligaba desde niño. A los 15 años comencé a interesarme en la razón de ser, en la naturaleza y en la política. Todo esto, ligado a los muchos libros de arte que eran de papá, me dio una base para hacer mis propias propuestas de arte y alejarme de la imaginería
”Aquello ocurrió en 1980. Entonces, unos amigos y yo conformamos el Grupo Andamio a fin de tener un espacio en el que pudiésemos discutir sobre arte”.
–¿Comenzó siendo figurativo?
–Mi formación se basó en la imaginería religiosa, por lo que trabajé lo más lejos posible de la figuración al comenzar a hacer mi primeros planteamientos de arte. Yo era entonces un surrealista o un modernista, basado en las formas de la naturaleza con los conceptos del land art.
”Siempre experimentando con materiales y formas, creé una fundición para bronce. Hice cuadros de papel pintados con lacas, pero, aun así, muy influido por el art nouveau.
”Luego fui mezclando toda clase de estilos, y al fin consolidé una forma de pensar: ‘No importa el estilo, sino lo que comunica’. Así me introduje en crear el concepto del ‘arte evolutivo’ pues, en todo lo que hago, no importan formas, estilos, materiales, durabilidad ni ‘factura’ de la obra.
”Lo que interesa es que la obra sea de un planteamiento positivo, una propuesta de avance, un transitar al pensamiento evolutivo”.
–¿En qué trabaja ahora?
–Trabajo en piedra, madera, acero, yeso, marmolina y pintura. He puesto mis últimas exposiciones en Internet, mezclando danza, música, poesía, instalación, pintura, escultura, sonido y video.
”Abordo la creación con propuestas filosóficas, por lo que me definiría ‘artífice’: quien todo lo hace pensando en el arte”.
–¿Cómo definiría esa actitud filosófica?
–Con la investigación que, con el paso del tiempo, he realizado en el campo del arte y la cultura, y con el interés de mis propuestas, he sentido cierta orientación a crear obras de arte que tengan una razón en la historia, que sean planeamiento de algo pues todo lo hecho por el hombre y su entorno tiene un concepto creado por el hombre.
”Sí me interesa recurrir a los más antiguos valores para actualizarlos en formas y experiencias nuevas. Por ello tomé la imagen del búho, una de las figuras utilizadas por deidades antiguas –según la historia occidental– para darle conocimientos y sabiduría a la humanidad.
”A partir de toda esa información, imaginé un búho con un enfoque más cercano a los creadores de pensamiento de nuestros días”.
–Es un búho distinto, obviamente...
–Sí. En la tradición europea, el búho representa el concepto griego de la sabiduría, pero yo tomo la forma del oropopo, un búho de Guanacaste, recreado también por nuestros aborígenes.
”Así, una figura que podría considerarse tradicional, se vuelve contemporánea al dotársela de formas, ritmos y estilos nuevos. La sabiduría es un valor de todos los tiempos, y esta escultura premia ‘el pensamiento en el tiempo’”.
–¿Ha sentido la influencia de algunos artistas?
–Sí. Me he sentido muy inclinado a reconocer los grandes aportes en la forma de pensar de Picasso por su ambivalencia, de Gaudí por su esfuerzo y su contacto con la naturaleza y la vida, de Chagall por su sencillez como persona y genialidad vital en su quehacer. Nunca se acaba de sentir admiración por muchos, pero el aprender tampoco muere.
–¿Cuáles son algunas de sus obras de exhibición pública?
–En Ecatepec, México, hay una pieza de siete metros en acero muy significativa por su planteamiento espiritual. En el parque Los Colomos de Guadalajara se expone una cola de ballena de cuatro metros sobre el césped, como una obra conceptual y de un valor naturalista.
” Integridad es la escultura más representativa. Se ubica en el paralelo décimo, en el centro de Costa Rica, en la pista radial del Aeropuerto Juan Santamaría.
” Integridad es una síntesis de una espiral; sugiere la evolución, la integridad, y un llamado a la humanidad para que supere esta etapa y encuentre la integridad como el valor de corrección. La silueta de un hombre que empuja representa la humanidad que asume la responsabilidad de producir el cambio”.