Existen muchas maneras de rondar el pasado. Freud, el padre del psicoanálisis, cree que nuestra verdad originaria reside ahí aunque bajo llave.
Proust siente que, a su sombra, el ayer más amable no muere, y que, si uno se lo propone, puede vivir lo ya vivido con la exacta inocencia de la primera vez.
Son formas, claro, de honrar lo que pasó: lo que nos pasó, mejor dicho. Pero, dentro de tales formas, hay quizá una que desconcierta al más avisado y es la que ideó el cineasta italiano Federico Fellini, en 1987, cuando filmó Entrevista con los cinco sentidos y uno más puestos en una película suya, emblemática, revisitada 27 años después: Ladulcevida.
Entrevista es una posdata de aquella, a casi tres décadas, y que responde a dos preguntas: ¿qué ocurrió con el director y su equipo, y qué es de ellos ahora?
Y, entonces, ante la mirada pública, surgen los actuales Marcello Mastroianni y Anita Ekberg en la pantalla, acompañados por el propio Fellini y otros sobrevivientes, a lo largo de una cita (iba a decir cinta) que no acaba y que convoca la risa, el disparate, el recuerdo que le gana al tiempo, el recuerdo que no claudica y fusiona cada escena, porque no hay aquí pre- ni posproducción. También nosotros, usted y yo, participamos de la juerga y gracias al pasado que sigue inmutable, igual y –no cabe duda– muy diferente.