Los miembros de número son hombres de letras, pero también son mujeres y hasta matemáticos, cineastas y marinos. Los miembros de número de la Real Academia Española (RAE) son 40, y entre ellos figuran linguistas, y escritores que, de la ortografía, solo conocen la literatura. La RAE y las otras 21 academias han publicado la
A fin de presentar la
Las academias participaron en el envío de observaciones y propuestas, y el texto final se aprobó el 28 de noviembre último en Guadalajara (México). Con Salvador Gutiérrez dialogamos a propósito de la
–Toda la linguística tradicional se basó prioritariamente en el lenguaje escrito; sin embargo, a partir del descubrimiento del sánscrito a finales del siglo XVIII, se produjo un cambio profundo. Durante el siglo XIX, los estudiosos del lenguaje descubrieron lo que era evidente: que el lenguaje oral es anterior al lenguaje escrito. A principios del siglo XX surge una disciplina que estudia el funcionamiento del plano fónico del lenguaje, la fonología.
–La ortografía, que había sido una de cuatro disciplinas básicas de la gramática tradicional (analogía, sintaxis, prosodia y ortografía), es condenada al ostracismo. En ello influyen dos hechos: se apoya en la escritura y posee carácter normativo.
”Las ciencias ofrecen descripciones y explicaciones de la realidad, pero no regulan cómo debe ser. La química no le dice al ácido sulfúrico: “No seas tan corrosivo”. La ortografía sí es prescriptiva: por ejemplo, nos dice: la palabra
–Sin duda, el hecho de reconquistar esta disciplina para la ciencia. Se ha pretendido construir una ortografía razonada, argumentada, adaptada a las exigencias que debe satisfacer de toda teoría: ser coherente, exhaustiva y simple.
–Hemos intentado que sea simple en su terminología, en su lenguaje, en la forma de explicar los hechos, incluso en la maquetación y en la tipografía. Es una obra de fácil lectura, adobada con informaciones históricas y enciclopédicas que la hacen amena.
–La ortografía no es una cuestión menor; posee una importancia enorme en la percepción de la unidad del idioma. En todos los países de habla hispana hay diferencias en la pronunciación, en la gramática y en el léxico. Sin embargo, nuestra forma de escribir, nuestras reglas ortográficas son unitarias. Bajo el manto de la escritura no hay diferencias. Leemos a autores de distintos países como si tuvieran una misma voz. Es un factor capital. Además, la ortografía tiene fuertes implicaciones educativas, sociales, neurológicas, etcétera.
–La ortografía es un bien social. La sociedad premia a los que redactan bien y sanciona de forma contundente a las personas que no saben escribir con corrección. Quien no domina la ortografía se encuentra con un tope, primero en la escuela y, por último, en la sociedad.
”En la escuela, el alumno que no domine la escritura no logrará superar determinados niveles. Después, en la vida laboral, la persona no podrá acceder a determinados puestos de trabajo”.
–La aparición del lenguaje hablado vino precedida de cambios anatómicos, fisiológicos, neurológicos e incluso genéticos. Fue un proceso que duró miles de años gracias al cual el niño que vive en sociedad puede aprender la lengua de su grupo de forma espontánea.
”La aparición del lenguaje escrito es mucho más moderna y no ha provocado tantos cambios, pero se apoya en una estructura neurológica que vamos conociendo a través del estudio de patologías propias de la escritura (dislexia') y de investigaciones experimentales.
”La lectura y la escritura son procesos cognitivos complejos que se apoyan en una base neurológica y física (como el caminar, el tocar el piano o el montar en bicicleta) y que se aprenden con práctica insistente y continuada”.
–La influencia de la escritura como elemento de conservación o de retención es evidente, pero tiene sus limitaciones. Opera en el nivel culto, pero no tanto en el lenguaje popular. Ayuda a mantener la forma correcta de las palabras, favorece la estandarización. En algunos casos, incluso ha ayudado a la recuperación de algunos grupos consonánticos prácticamente perdidos, como
–En las escrituras alfabéticas impera un ideal de correspondencia entre pronunciación y escritura: una letra para cada fonema y un fonema para cada letra. Nebrija lo resumía en frase lapidaria: “Así tenemos que escribir como pronunciamos y pronunciar como escribimos, pues, de otra manera, en vano fueron halladas las letras”. Sin embargo, este ideal es muy difícil de conseguir: las lenguas evolucionan de forma espontánea, mientras que la escritura permanece.
”Cuando la escritura se aleja mucho de la pronunciación, surgen las propuestas de reforma; pero toda reforma en la ortografía provoca una reacción muy profunda en los hablantes. Han aprendido a escribir con largo esfuerzo, han logrado dominar las dificultades y han automatizado el proceso.
”Ello crea una inercia que se opone a todo cambio. Esta es la causa fundamental del fracaso de ciertos ajustes, retoques, cambios y, por supuesto, de las reformas”.
–Así es. Si se compara la escritura del español con la de otras lenguas, la conclusión es que, en nuestro sistema, el lenguaje escrito y el lenguaje hablado se hallan relativamente próximos. Esto se debe a que ha habido ajustes importantes (Alfonso X en el siglo XIII, la RAE en el siglo XVIII). Sin embargo, no podemos dejar de reconocer que existen desajustes.
–Porque era un sistema de la escritura que estaba poco regulado. Había bastante subjetividad y pocos criterios. En esta obra se ha hecho un esfuerzo muy grande por establecer normas fundadas y construir un sistema coherente.
–No tengo noticia de que para otras lenguas exista una
–Se están iniciando los trabajos para preparar una