Así lo advirtieron científicos de la Universidad de Washington tras entrevistar a 201 niños con una historia clínica de depresión y a sus hermanos (195) que nunca estuvieron deprimidos. También recolectaron información de 161 niños que no tuvieran historial de depresión.
Todos ellos fueron entrevistados en el 2004 y posteriormente en el 2011, cuando la muestra tenía unos 16 años.
“De los niños que estaban deprimidos al tener 9 años, 22% eran obesos a sus 16 años; mientras que solo 17% de sus hermanos tenían obesidad; la cifra fue de 11% entre los participantes de la muestra con los que no tenían parentesco”, dijo Robert M. Carney, profesor e investigador de esa universidad.
Además, un tercio de quienes tenían depresión en su infancia fumaban, mientras que un 13% de sus hermanos lo hacían y solo un 2,5% de los menores con los que no tenían parentesco.
Similar situación se detectó al analizar la actividad física realizada por los entrevistados: los que habían sufrido depresión en la infancia resultaron ser los más sedentarios en su adolescencia.
“Sabemos que la depresión en adultos se asocia con enfermedades cardíacas y con mayor riesgo de morir producto de un ataque al corazón o de tener otras complicaciones . Pero no sabíamos desde que edad se empieza a ver evidencia de esta relación”, dijo Carney.
Este estudio sugiere que cualquier historial de depresión en la infancia puede influenciar la presencia de factores de riesgo para sufrir enfermedades cardiacas en la adolescencia.
Carney considera necesario realizar más investigaciones al respecto para determinar la influencia que la genética puede tener en este tema.