Se dice que hay dos cosas seguras que ocurren en la vida de una persona: morirá y pagará impuestos.
Más allá del chiste sobre las cargas tributarias, sin lugar a duda, lo único seguro en la vida de cualquier ser vivo es que, tarde o temprano, llegará a su final. Pero ¿será posible saber cuánto vamos a vivir en el momento de nacer? ¿Hay forma de saber cuál será nuestra longevidad?
Un equipo de científicos, con la ayuda de 99 bellas aves, cree tener la respuesta y esta es un interesante sí.
El objetivo de su investigación, que se inició en el 2001, era determinar si existe una relación directa entre la longitud de los telómeros al nacer y la longevidad.
Usted y yo tenemos telómeros. Todos los seres vivos eucarióticos los tenemos. Se encuentran en cada una de nuestras células donde se almacena nuestro ADN, específicamente al final de cada uno de los brazos de nuestros 23 pares de cromosomas.
Los telómeros son las puntas de los cromosomas y están constituidos por series repetitivas de ADN no codificante; mas el hecho de que no codifiquen genes, no significa que no son importantes: los telómeros están implicados en numerosas funciones celulares relacionadas con la estabilidad de los cromosomas y la división celular.
Son una especie de “reloj biológico”, pues cada vez que la célula se divide, sus telómeros se acortan, hasta llegar a un punto donde son tan cortos que la célula deja de dividirse y entra a un estado de senescencia donde deja de funcionar.
La relación entre el acortamiento de los telómeros y la aparición de enfermedades degenerativas o el envejecimiento común de los seres vivos están demostradas desde hace años.
Es más, en el 2009, los científicos Elizabeth H. Blackburn, Carol W. Greider y Jack W. Szostak fueron reconocidos con el Premio Nobel de Medicina por sus trabajos relacionados con telómeros.
Sin embargo, hasta ahora no ha habido un estudio que evalúe si la longitud de los telómeros a la hora de nacer puede predecir la longevidad que tendrá el ser.
Pat Monaghan, investigador de la Universidad de Glasgow, Escocia, dirigió un equipo de científicos que siguió desde su nacimiento a un grupo de 99 pinzones cebra ( Taeniopygia guttata ), un ave originaria de Australia.
Los científicos midieron la longitud de los telómeros de las aves en varios momentos a lo largo de su vida. Algunas de ellas vivieron menos de un año, mientras que otras alcanzaron a vivir hasta nueve años.
Los científicos concluyen en su análisis, publicado en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences , que la longitud de los telómeros de las aves a los 25 días de nacidas era un buen indicador de la longevidad del que gozaría el animal: aquellos con los más largos vivieron mucho más.
Aún queda por comprender qué determina la longitud de los telómeros de un ser al nacer, pero, según los resultados del estudio, su tamaño es indicador de cuánto vivirá el individuo a la hora de nacer.