El sábado, la música de bandas y de orquestas se abrió paso entre mimos, marionetas y malabaristas, para filtrarse en los oídos de quienes transitaron por el parque Morazán, en San José.
La especial aparición de la música en el quiosco del parque no fue de casualidad. Este año, el programa cultural Enamorate de tu Ciudad –que tiene lugar todos los sábados en San José– decidió unirse a las celebraciones del Día de la Música.
Aunque esta celebración, proveniente de Francia, tiene lugar el 21 de junio, el Ministerio de Cultura decidió aprovechar este año su programa cultural en los parques josefinos para regalarle al público un festín de música clásica y popular.
Las melodías comenzaron a alegrarle el día a los transeúntes desde las 10:30 a. m., con el concierto de la Banda Sinfónica Intermedia del Centro Nacional de Música.
Durante su presentación, el parque Morazán apenas comenzaba a calentar en cuanto a asistencia. Conforme fueron pasando las horas, comenzó a crecer la afluencia de visitantes, que llenaron las bancas de este lugar.
Quienes estuvieron desde temprano se toparon también con la presencia de una simpática marioneta de un perro, que divirtió a los niños y a los padres.
Pese a que para las 11:30 a. m. había más público en el Morazán, la agrupación no la tuvo tan fácil para mantener a los presentes en el lugar, pues apenas comenzaron a tocar se vino la lluvia.
Quienes no fueron espantados por el agua, sacaron el paraguas y siguieron sentados en sus lugares esperando el tributo a Queen.
La banda comenzó con el paso doble de
La siguiente melodía que sonó fue la de la banda sonora del filme
Abajo, en la explanada frente al quiosco, las marionetas y los títeres bailan al son de la música.
Tras los aplausos, los músicos ejecutaron el
Después de esta melodía llegó el turno de escuchar los éxitos de Queen. El tributo comenzó con
Tampoco podía faltar en su repertorio
Los músicos también recordaron a Carlos Gardel, con el tango
Los intérpretes cerraron su presentación con el
El festín musical finalizó con el concierto que ofreció la Banda Sinfónica de la Universidad de Costa Rica, mientras que en el Morazán y en los parques aledaños otros se dedicaban a practicar juegos tradicionales, al ajedrez y a hacer manualidades, en medio de un ambiente que olía a puro arte.