Por Ana Gerez
Nueva York, 9 may (EFE).- Si encuentra una mosca o una cucaracha en su plato no monte un escándalo porque, no sólo su valor nutritivo es alto, sino que además, bien condimentados, pueden ser un alimento exquisito. Al menos así lo aseguran expertos en "entomofagia".
Los insectos contienen "proteínas, grasas no saturadas, minerales y vitaminas", explicó a EFE Lou Sorkin, entomólogo del Museo de Historia Natural de Nueva York, que esta semana ofreció una conferencia sobre los insectos y la cocina, con degustación incluida.
"Una vez superado el choque inicial por lo que se come, son muy sabrosos", aseguró Gene Rurka, presidente del "Exotics Committee for the Explorers", que también participó en esta conferencia de la serie "Aventuras de la Cocina Global".
Sorkin señaló que diferentes especies de insectos pueden "muy bien proporcionar diferentes cantidades de nutrientes", ser "secados y almacenados durante largos periodos" y en algunos países se conservan en lata, lo que facilita la distribución y el consumo.
En algunas comunidades forman parte de la dieta y son ingeridos crudos, fritos o asados, en muchos casos sin necesidad de añadir aceites ya que contienen suficiente grasa como para cocinarse en ella, aunque se pueden agregar otros condimentos o verduras para realzar el gusto.
Las propiedades y virtudes de los insectos como ingrediente culinario han sido objeto de diferentes estudios y, por ejemplo, el departamento de entomología de la Universidad de Ohio explica en uno de ellos que en el mundo se consumen más de mil especies.
Según la Sociedad Entomológica de Estados Unidos, las termitas, orugas, saltamontes, moscas, arañas y gorgojos son mejores fuentes de proteínas que el pollo, el cerdo, el cordero y la vaca, y tienen menos grasa y colesterol.
Preguntado sobre si es posible tener una dieta equilibrada con insectos, Sorkin explicó que "todo depende de los insectos que se comen" y apuntó la necesidad de consumir también frutas, verduras y cereales.
No todos los insectos son comestibles, y en algunas personas pueden causar alergias, como se pudo comprobar en una de las cenas anuales del Club de Exploradores, un grupo que reúne desde un siglo a grandes y pequeños exploradores dedicados a avanzar la investigación científica, en la que se sirvieron unas 800 tarántulas.
El veneno había sido neutralizado, pero algunas al parecer no fueron limpiadas debidamente y una decena de comensales fueron a dar al servicio de urgencias con problemas en la lengua y los labios.
No obstante, este incidente no debería desalentar el consumo, puesto que las alergias no son exclusivas a los insectos -los hay alérgicos al marisco o los huevos- y el veneno también aparece en variedades de setas.
Restaurantes de México, donde se pueden comprar al peso saltamontes y otros insectos en mercados rurales, sirven gusanos de agave en tortillas, y en Colombia, se comen termitas, hormigas y larvas de palma.
El repertorio de insectos que pueden llegar a la mesa es largo e incluye gusanos de diferentes especies, escarabajos y escorpiones, que fueron los protagonistas de la degustación del Museo.
El artífice de esas delicias fue Bill Yosses, cocinero de un prestigioso restaurante de Nueva York, quien aseguró que unos pocos insectos "no pueden ser peor que, pongamos, unas coles de Bruselas. Todo depende de a lo que nos hayan acostumbrados de niños".
Voluntarios del público que cataron tan sugestivos platos no parecieron tan convencidos y recibían las propuestas con risas nerviosas y cara aprensiva, aunque también los había que asentían claramente satisfechos mientras mascaban unos gusanos salteados con aceite de sésamo diciendo "está bueno".
Los escorpiones no estaban espolvoreados de queso como esperaba uno de los improvisados gastrónomos, sino marinados en vodka y servidos con un aderezo de hierbas, pimiento rojo y un ligero toque de chile, un plato que hizo a un catador exclamar: "¡Exquisito!".
Para ir ganando el gusto a los insectos, Yosses recomienda comenzar por unos gusanos salteados, crujientes aperitivos que dejan la impresión de un fruto seco, y pasar después a escorpiones y grillos, pero sobre todo aconseja no ocultar lo que hay en el plato. EFE
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