La ilusión se apaga como una llama entre los dedos: con un dolor extremo que el paso del tiempo difícilmente alivia. ¿Quién diría que, al cabo de nueve meses de gestación, aquel bebé nacería muerto?
Millones de parejas alrededor del mundo sufren este golpe anímico cada año. Se calcula que 2,6 millones de niños fallecen en el transcurso del tercer trimestre de gestación o al momento del nacimiento. Los especialistas llaman a esto parto muerto, también conocido como óbito fetal.
En el 2011, la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Alianza para la Salud de la Madre, el Recién Nacido y el Niño publicaron el primer informe global sobre este tema.
La investigación exploró los datos del 2009, y concluyó que, cada día, están muriendo 7.300 bebés antes de nacer en todo el mundo. El 98% de estas muertes ocurre en países de bajos y medianos ingresos.
Otro estudio – 2011, de la Universidad de Utah–, encontró que las principales causas son la insuficiencia cervical (cuando el cuello uterino es incapaz de mantenerse cerrado en el embarazo), el desprendimiento prematuro y anormalidades de la placenta, y otros partos prematuros.
Fenómeno global
“Estas muertes son devastadoras porque ocurren justo cuando los padres están esperando recibir una nueva vida”, menciona el informe de la OMS, publicado en The Lancet . Y agrega: “No hay un golpe que afecte tanto a una familia y que, a la vez, sea tan invisible en la sociedad”.
Las diferencias entre países son notorias: mientras en naciones como Finlandia y Singapur la tasa de partos muertos es de 2 por cada 1.000 nacimientos, en Pakistán sube a 47.
En algunas naciones latinoamericanas con un mayor índice de desarrollo humano –el caso de Costa Rica–, la tasa varía entre 4,5 y 5,5 muertes por 1.000 nacimientos. En otras, como Honduras y Bolivia, se dispara a 16,8 y 19,4, respectivamente.
Entre las posibles causas de este problema exploradas por los investigadores de la Universidad de Utah, se encuentran las anormalidades genéticas del feto, defectos en el cordón umbilical, infecciones, trastornos de presión arterial y otros problemas médicos de la madre.
Esa investigación descubrió, además, varios factores de riesgo para causar partos muertos. Los más importantes son el ser madre primeriza, tener antecedentes de abortos espontáneos, padecer diabetes y ser obesa.
¿Prevención?
Indudablemente, surge la pregunta, ¿cómo prevenir estas muertes?
El ginecólo go Francisco Fúster, del Hospital Calderón Guardia, aconseja a todas las madres seguir un estricto control prenatal. Solo a través de una vigilancia adecuada del estado del embarazo, se podrán detectar a tiempo problemas en el bebé y en la madre que eventualmente conduzcan a un óbito fetal.
“Este es un problema devastador para la familia, pero también para el médico. Cuando todos esperamos que nazca un bebé sano, el niño nace sin vida. En el Calderón, ayudamos a las parejas que sufren una pérdida como esta. Tenemos un programa de seguimiento y apoyo psicológico, y de revisión ginecológica para encontrar una respuesta a lo que pasó”, explicó Fúster.
Actualmente, ese hospital y el Nacional de Niños alistan un programa multidisciplinario para vigilar la salud del feto y prevenir y tratar eventuales complicaciones. Esto es lo que recomienda la OMS: ejecutar programas similares en los sistemas de salud.
Solo así será posible reducir el impacto de estas muertes, y el dolor que le causan a millones de familias en el mundo.