Casi un milagro

Elartista, una cinta muda irreprochable, donde cada cosa está en su debido lugar

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A los siete años empecé a ir al cine. Las películas más corrientes eran mudas (Chaplin, El Gordo y el Flaco'); en aquellos tiempos, el público vociferaba, prevenía al bueno de un ataque traicionero, lloraba y reía con estruendo, mientras los héroes y heroínas imponían su mutismo en la pantalla. Al revés de lo que pasa hoy, cuando los actores hablan y la gente permanece callada en su butaca.








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