“¿Pueden tener los pacientes carteras con dinero?”. Esta pregunta quizá hubiese suscitado otra: “¿Para qué querrían usar carteras si no pueden salir?”.
Sin embargo, el psiquiatra Cristian Elizondo contestó: “¡Claro! Nuestra meta es tener programas para que estas personas adecúen sus hábitos y conductas a lo más normal posible, para su reinserción social”.
Esa es la misión del Centro de Atención para Personas con Enfermedad Mental en Conflicto con la Ley: rehabilitar a quienes cometen un delito pero no tienen noción de sus actos porque sufren un trastorno psiquiátrico (según dictámenes médico y legal).
“Luego de evaluar la prueba, el juez considera que son inimputables o con imputabilidad disminuida pues carecían de conciencia o sufrían un estado de enajenación mental”, explicó Leda Corrales Barboza, jueza coordinadora del Juzgado de Ejecución de la Pena de San José.
En lugar de ir a una cárcel, esta población es enviada al centro de atención psiquiátrica. Actualmente, hay 59 personas, pero sus médicos consideran que 21 no tienen ningún trastorno.
El albergue se ubica en La Uruca, en San José, y abrió sus puertas el pasado 22 de agosto.
Sus pacientes sufren enfermedades como esquizofrenia y trastorno bipolar, que producen delirios, alucinaciones y cambios extremos del humor, entre otros padecimientos psiquiátricos.
“Una persona con un trastorno psiquiátrico puede cometer el delito más terrible que usted imagine; pero, si no tomaba su medicamento, y si estaba sin seguimiento médico y sin contención social (de familia y amigos), no estaba consciente de sus actos”, aclaró Elizondo, quien dirige el albergue.
Por esa razón, el equipo médico y de apoyo del centro (59 funcionarios en total) se dedica a brindar terapia integral a estos pacientes para que puedan volver a la sociedad.
“Tengo conejos y los cuido. Venga a verlos”, expresó Carlos con emoción. Su deseo se cumplió: con orgullo, mostró a sus inquietos “hijos” en el pequeño patio en las afueras del albergue.
El centro se instaló en un edificio donde operó una empresa de maquila de tejidos.
Al momento de la visita, era hora de almuerzo, y los internos tomaban sus alimentos.
“Traemos la comida del hospital psiquiátrico; también viene un vehículo, todos los días, con ropa limpia. Si un paciente requiere atención médica o algo de emergencia, lo enviamos al hospital acompañado por un custodio (policía)”, explicó el director.
En el Centro, los enfermos reciben atención en psiquiatría, psicología, trabajo social y enfermería con especialidad en salud mental y terapia ocupacional.
Ese personal tiene a cargo el proceso de rehabilitación en hábitos de manejo de la vida diaria, pintura, cuidado de animales, etcétera, y manda informes al Juzgado de Ejecución de la Pena de San José.
“Sobre la base de un estudio médico y social, el juez puede decidir que el interno vuelva con su familia; así, la persona egresa de aquí, pero debe tener un seguimiento en un centro de salud: clínica u hospital”, explicó la jueza penal.