Aumentar las horas que se destinan a las clases de educación física en la escuela, podría ser una herramienta eficaz para prevenir la obesidad entre los niños.
Así lo sugiere un estudio realizado recientemente por la Universidad de Cornell, Estados Unidos, publicado en el Journal of Health Economics.
La investigación comprueba, por primera vez, que existe una relación entre el incremento en las horas de educación física y la disminución en la obesidad en niños de quinto grado de primaria.
Los científicos John Cawley de Cornell, Chad Meyerhoefer, de la Universidad de Lehigh, y David Frisvold, de la Universidad Emory, dirigieron el estudio y concluyeron que si se aumentan 60 minutos por semana las clases de educación física, los niños podrían disminuir hasta en 5% sus posibilidades de padecer obesidad.
También encontraron una diferencia de género: este beneficio solo se hacía efectivo para los varones, pues aseguran que el aumento de minutos en estas clases los llevaba a ser más activos en deportes organizados. Las niñas no muestran tantísimo beneficio y en algunos casos, más bien se registró “que esto las motivaba más bien a pasar más tiempo frente al televisor”, reconocen los investigadores.
Es necesario. Otro informe del Instituto de Medicina de Estados Unidos revelado recientemente asegura que más bien, las escuelas deberían proveer a los pequeños al menos 60 minutos diarios de vigorosa o moderada actividad física.
La investigación recomienda además ejercicios en el aula y en el recreo como actividades adicionales que se pueden realizar dentro de los mismos centros educativos.
“La actividad física diaria es importante para la salud y el desarrollo de los niños. Proporcionar oportunidades para realizarla debe ser una prioridad para todas las escuelas”, aseguró Harold W. Kohl III, profesor de Epidemiología en la Escuela de Salud Pública, Universidad de Texas, y presidente del comité que escribió el informe Texas.