Asaltos a casas, cafeterías y restaurantes. Denuncias por robo. No se trata de una banda de pillos, sino de mapaches que se trasladaron a la ciudad en busca de un hogar y de comida.
Así lo constatan los reportes de llamadas recibidas por el Sistema Nacional de Áreas de Conservación (Sinac) y organizaciones de rescate animal. En menor medida, el Cuerpo de Bomberos y el servicio 911 también registran reportes sobre estas visitas.
La mayoría de las denuncias se concentran en San José, principalmente en los barrios del sur, barrio México, La Sabana, Guadalupe, Moravia, Escazú, y Tibás.
“Es un animalito que se ve muy bonito; muchas veces a la gente le da lástima y lo alimenta, pero no es una mascota”, comentó Lorena Erbure, de la organización ambientalista Apreflofas.
Los mapaches son especies silvestres que no están acostumbradas a convivir con el ser humano. Son agresivos y pueden transmitir enfermedades como la rabia, pero también las personas pueden contagiarlos a ellos.
“Cuando estaba chiquitillo, me acuerdo de que, si quería ver mapaches, tenía que ir a la montaña, y ahora no, se encuentran en cualquier parte”, dijo José Joaquín Calvo, coordinador del programa de vida silvestre del Sinac.
La anécdota devela una de las hipótesis sobre las causas: la pérdida de hábitat está obligándolos a desplazarse a la ciudad. “Al quedarse sin espacio porque las zonas verdes han sido tomadas por la urbe, no tienen adónde ir y más bien están viniendo adonde originalmente estaban”, explicó Erbure.
“Nos estamos metiendo en su hábitat y quitándoles su nicho. Ellos simplemente regresan a su casa y se acostumbran a las nuevas condiciones”, agregó Calvo.
Al comer de todo, porque son omnívoros, se adaptan fácilmente. Lo que pasa es que están comiendo basura –como restos de comida y carroña– y viviendo en quebradas contaminadas.
La otra hipótesis es que la población de sus depredadores naturales, los felinos, está mermada y no hay control biológico.
“Cada vez hay menos felinos y, al ser los mapaches omnívoros, tienen más posibilidades de que sus poblaciones crezcan”, argumentó Angerline Marín, de Apreflofas.
Aunado a lo anterior, Calvo añadió: “Como hay tanta basura en los ríos, sus corredores naturales por excelencia, tienen más acceso a comida y por eso hay más”.
“Suponemos que ya están naciendo en zonas urbanas porque los reportes generalmente dicen que se trata de una hembra con sus cuatro crías”, complementó Erbure.
La tercera hipótesis es que muchas personas terminan adoptándolos como mascotas.
“La gente sale de paseo y se trae una cría, pero cuando crece terminan abandonándola”, dijo Calvo.
Asimismo, las personas pueden agravar la situación. “A la hora de cambiar su tipo de alimentación, los mapaches se están enfermando”, enfatizó Erbure.
Esta comisión está integrada por el Sinac, el Servicio Nacional de Salud Animal (Senasa), la Universidad Nacional (UNA), la Universidad de Costa Rica (UCR), el Colegio de Veterinarios, el Colegio de Biólogos y organizaciones no gubernamentales.
Según Grace Wong, de la UNA, ya se hizo un primer taller que también contó con la participación del 911 y Bomberos. “Se espera que estos protocolos estén listos a finales de año para ser validados. Luego se seguiría con las capacitaciones”, destacó Wong.
En cuanto al control de la población, aún se requieren estudios que comprueben o descarten las hipótesis antes mencionadas sobre las causas. Esto tiene el objetivo de sustentar la toma de decisiones de manejo. Sin embargo, aún no se cuenta con financiamiento para hacerlo.
“Los mapaches llegaron para quedarse y tenemos que aprender a vivir con ellos. La preocupación es ver cómo hacemos para que ese choque de vida silvestre con ciudad no sea tan violento y la gente sepa quéhacer”, dijo Erbure.