Un hueso encontrado en perfecto estado de conservación en la localidad de Hadar, Etiopía, evidenció que nuestros antepasados homínidos tenían pies rígidos y arqueados como nosotros y, por tanto, caminaron erguidos antes de lo que se creía.
Así lo dio a conocer un estudio realizado por las universidades de Misuri y de Arizona –Estados Unidos–, el cual fue divulgado por la revista
El fósil en cuestión tiene 3,2 millones de años de antigüedad y pertenece a la especie
La relevancia de este hallazgo es que hace pensar que estos homínidos lograron caminar de manera erguida y no solo permanecer en esta posición. Es más, este descubrimiento podría replantear parte de la visión que, desde la ciencia, se tiene sobre la evolución humana.
“El desarrollo del pie arqueado fue un cambio fundamental hacia la condición humana porque significa perder la capacidad de utilizar el dedo gordo para agarrar las ramas de los árboles, lo que indica que estos ancestros nuestros finalmente habían abandonado la vida en los árboles y habían adoptado la vida en el suelo”, explicó Carol Ward, una de las autoras del estudio.
Asimismo, la científica agregó: “Ahora sabemos que Lucy (
El ser humano dispone de un arco longitudinal y otro transversal que se forman gracias a los huesos centrales que son, a su vez, sostenidos por los músculos de la planta o base del pie.
“Este pie, con su arco bien formado, debería haber sido lo suficientemente rígido para empujar contra el suelo, pero también lo suficientemente flexible como para soportar los golpes”, explicó la investigación.
Esas dos funciones son las que permiten al ser humano caminar en postura vertical de manera consistente e incluso correr.
“Saber que los arcos del pie aparecieron tempranamente en nuestro proceso evolutivo evidencia cuán única es la estructura de nuestros pies y cuán fundamentales son los arcos para la locomoción. Si podemos entender para qué fueron diseñados y cómo la selección natural fue configurando nuestro esqueleto, podríamos tener una idea de cómo funciona actualmente. Los arcos de nuestros pies fueron tan importantes para nuestros ancestros como lo son para nosotros”, reflexionó Ward.
El hueso fue descubierto en la localidad 333 en Hadar, lugar que se conoce como el “Sitio de la Primera Familia” en referencia a otros fósiles encontrados anteriormente. Entre ellos está