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La profecía escrita con fuego

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Fue en su primer misión a Europa, en Francia, cúspide cultural de la época y en un ambiente cultural frívolo y lejos de su hogar, cuando John Adams, uno de los padres fundadores y el segundo presidente de los EE. UU. meditaba el futuro para con la frágil nación que acababa de declararse independiente sin recursos, sin aliados y frente a una potencia militar europea, cual era Inglaterra, escribió palabras proféticas: “Debo estudiar política y guerra para que mis hijos tengan la libertad de estudiar matemáticas y filosofía. Mi hijos deberán estudiar matemáticas y filosofía, geografía, historia natural, arquitectura naval, navegación, comercio y agricultura en orden para dar a sus hijos el derecho para estudiar pintura, poesía, música, arquitectura, escultura, tapicería, y porcelana”.








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