San José es a veces un hormiguero. Pero en ese mar de gente, como la que llena a diario el bulevar de la avenida central, Natalia y Yazmín Ugalde Salas nunca pasan inadvertidas. Es cierto que de vez en cuando reciben una que otra felicitación, pero lo que más “les tiran” son risas, burlas, miradas morbosas e insultos.Un día sí y el otro también, Natalia y Yazmín, de 22 y 23 años y vecinas de San Pablo de Heredia, son señaladas por los desconocidos cuando caminan por las calles. ¿Cuál es su pecado? Llevar el pelo de colores, adornos poco convencionales y tatuajes. Será por eso que les gritan “guacamayas”, “locas”, “bichos raros”, “drogadictas”, “prostitutas”...Esta es la historia de las hermanas Ugalde Salas desde sus propias voces. Y desde el ojo de un fotógrafo que las acompañó por dos meses.
Natalia Ugalde Salas, técnica en diseño gráfico y diseño web.
“Empecé con este estilo cuando tenía 15 años y, al salir del colegio, tuve mayor libertad para vestirme diferente y dejar libre mi personalidad.
”Mi inspiración más fuerte es la música, ha sido muy importante en mi vida. Viendo a mis ídolos y escuchando su música, me he inspirado para construir este estilo, que considero propio. Es una mezcla que contiene desde thrash metal hasta el psychobilly y horror punk. A veces, puedo andar con colores muy llamativos, y otros días con tonos oscuros, depende de lo que me haga sentir bien. El asunto es que no me reprimo.
”Que la gente no respete mi forma de ser nunca me ha importado, aunque yo respeto a las personas como son y considero que ellas deberían hacer lo mismo conmigo.
”He aprendido a ignorar sus insultos porque no vale la pena discutir con nadie, pero me da cólera cuando nos llaman ‘drogadictas’ o ‘bichos raros’. Lo hacen para herir y también soy un ser humano.
”Si me conocieran, se darían cuenta de que soy alguien normal. Estudié diseño gráfico, paso en mi casa la mayor parte del tiempo, trabajo en mi revista, salgo con mis amigos a comer o al cine, no tomo ni fumo y mucho menos le hago a las drogas”.
Yazmín Ugalde Salas, técnica en diseño gráficoy diseño web.
“Mi vida siempre ha girado en torno al arte y la música. Desde niña, las influencias empezaron a llegar gracias a los gustos musicales de mi papá. Alrededor de los 15 años, descubrí el punk , género que me hizo sentir aún más libre. Así nació mi personalidad libre y soñadora.
”Mis padres han sido mis grandes pilares, me inculcaron valores morales y me han apoyado en todo lo que haga. Por eso, su opinión, la de mi novio y la de mi hermana, son las únicas opiniones que tomo en cuenta en la vida.
”A quienes les desagrado o a los que me insultan en la calle, les diría que conozcan a la gente antes de juzgarla. Yo soy la persona más normal del mundo. Habrá gente que crea que soy rarísima y que hasta hago ritos satánicos, cuando la verdad es que paso en mi casa con mi familia, trabajando, o salgo con mi novio o mi papá.
”Soy abierta de mente y amigable con quienes se ganan mi amistad. Tengo sueños y aspiraciones como cualquiera; lo único diferente es que me visto como quiero”.
Marianela Salas, madre, ama de casa, 51 años.
“Mucha gente me las ha juzgado, incluyendo a la misma familia. Les han dicho ‘no me hable’, solo por el hecho de verlas vestidas así.
”Al principio, me costó mucho acostumbrarme a su apariencia y a que cada vez llegaban con más aretes. Pero como yo sé lo que tengo en mi casa, sé que no están en nada malo. Ahora hasta yo misma les hago ropa”.
“El papá las influenció mucho, él las llevo a hacerse su primer tatuaje a los 15 años. Cuando empezaron a teñirse el pelo, yo llegaba al cuarto y les veía esos colores tan raros. ‘¡Ay, alabado sea el Señor!’, decía yo. Ellas son muchachas buenas, nunca llegan tarde y, si lo hacen, me llaman”.
Rodolfo Ugalde, padre, doctor en ciencias empresariales, 50 años
“Me siento orgulloso de ellas porque son mujeres de una gran convicción. Algo tiene que ver el contacto que han mantenido, a través de redes sociales, con gente de Europa donde se es de un pensamiento distinto y verse diferente no es un problema.
”De alguna forma, yo fui el propulsor. Cuando eran pequeñas y salíamos, yo les ponía música rock y hablábamos de bandas. Luego, las llevé hacerse su primer tatuaje.
”Siempre las animo a estudiar más de una carrera, pero me preocupa que pase el tiempo y no consigan trabajar. Es que no hay muchas opciones para ellas, no es fácil que les den trabajo.
”También me da miedo que algún tonto les haga daño, que las maltrate físicamente”.