En 27 años, la Gran Barrera de Coral, en Australia, perdió más del 50% de sus 345.000 kilómetros cuadrados de extensión y sus arrecifes podrían seguir deteriorándose a la misma velocidad hasta el 2022.
Así lo dio a conocer ayer el Instituto Australiano de Ciencias Marinas (AIMS, por sus siglas en inglés), cuyos investigadores se dieron a la tarea de compilar 2.258 estudios científicos elaborados en los últimos 30 años.
“La pérdida de la mitad de la cobertura coralina original es una fuente de enorme preocupación porque es sinónimo de la pérdida de hábitat para decenas de miles de especies marinas”, detallaron los investigadores en el informe que rindieron ayer.
Esta pérdida se debió en un 48% a las fuertes tormentas que azotaron la zona desde 1985 y en un 42% a la presencia de la corona de espinas ( Acanthaster planci ), variedad de estrella de mar que se alimenta directamente del coral.
A esto se suma el blanqueamiento. En 1998 y 2002 sucedieron dos episodios en que, debido al aumento de la temperatura del agua, se dio una decoloración y debilitamiento de los corales.
Para el AIMS, si se toman medidas de inmediato, estos arrecifes podrían requerir entre 10 y 20 años para recuperarse.
La Gran Barrera de Coral fue declarada patrimonio de la humanidad en 1981. Es el ecosistema coralino más grande del orbe con 400 tipos de coral y 1.500 especies de peces, entre otros.