23/01/2013.Hora:11:05 a.m Talleres para personas con sndrome de down en el parque La Libertad, en Ftima de Desamparados. En la foto. Carlos Gonzlez/Grupo Nacion. (CARLOS GONZALEZ CARBALLO)
Ellos aprenden a expresarse y ellas gozan como chiquillas, como hace tantos años no lo hacen. Ese es el resultado de un taller de expresión creativa que beneficia a 10 jóvenes con síndrome de Down y también a sus madres.
Los alumnos son vecinos de comunidades como Río Azul, La Unión y Desamparados. Ellos fueron invitados por representantes del parque La Libertad, con el fin de integrarse a un proyecto liderado por las bailarinas Evelyn Chapellín y María Elena Cerdas.
En las clases, madres e hijos realizan una serie de juegos que ayudan a las progenitoras a relajarse y a los muchachos a mejorar sus habilidades expresivas.
Es así como se les ve saltando de un extremo a otro de la casa con globos de colores, lanzándose pelotas de goma y escondiéndose detrás de telas elásticas.
Los chicos corren, se carcajean y gritan de la emoción. Las mamás se maravillan porque desde hace años, en medio de la gran responsabilidad de criar un niño con síndrome de Down, no saben lo que es tirarse al piso, bailar y lanzar globos al aire.
“Me parece fantástico que hagan estas clases. Estas clases me llenan el espíritu y me dan una gran alegría”, contó Norma Sánchez, quien es mamá de Katherine Badilla, de 17 años.
Según esta vecina de Río Azul, entre los quehaceres del hogar y la apretada agenda de actividades de su hija (Katherine asiste a clases de natación, danza y terapia del lenguaje), no ha tenido tiempo para hacer actividades más lúdicas.
Aunque solo han pasado dos clases desde que el programa comenzó, los muchachos ya hacen uso de todas las herramientas para expresarse que aprenden.
“Antes de venir a las clases, él era muy ansioso, se la pasaba caminando de un lado a otro de la casa; ahora, él se la pasa bailando. Antes, sus movimientos eran como bruscos; ahora, está más flexible, más flojo”, dijo Miriam Rojas, madre de Mau Segura (20 años).
Emocionados. Las clases de expresión creativa que imparten Chapellín y Cerdas traerán más beneficios de los imaginados a sus participantes; así lo explicaron las maestras.
Se pretende que los muchachos desarrollen su creatividad en la elaboración del vestuarios y escenografías; también se quiere que los alumnos puedan vencer miedos, como a la oscuridad y a expresarse frente a personas que no conocen. Además, se quiere abrir un espacio de recreación e intercambio entre los padres de familia.
“Hacemos este trabajo porque en el país son muy pocos los espacios que le permiten a la población con discapacidad aprender un arte; eso es injusto porque lo que ellos tienen una limitación, pero eso no les impide aprender algo nuevo”, aseguró Chapellín.
Las clases de expresión creativa concluirán en abril. Para el cierre, las maestras tienen planeado que los muchachos y sus mamás presenten dos coreografías con el vestuario y la escenografía que ellos mismos crearán.
María Elena Cerdas comentó que este primer taller es el principio de una serie de lecciones que pretenden compartir con diferentes poblaciones.
En sus planes está compartir con personas sordomudas, autistas y personas de la tercera edad.
Destacó que para esto es necesario el apoyo de instituciones y agrupaciones que les ayuden a llevar las clases a diferentes comunidades.