“Es mentira que cuando la gente se empobrece se hace más crítica. Nuestra sociedad está acostumbrada a cierto bienestar de amplias capas, aunque hay una capa que se quedará en la pobreza para siempre, que nunca saldrá del cañón. Hay otro sector medio al que la desigualdad social le va golpeando poco a poco. Hay una pauperización y fragmentación de capas medias, que han sido el soporte del sistema político costarricense. Solo a un sector pequeño de la capa media le ha ido muy bien y puede imitar las formas de vida de los ricos. El consumo, la vestimenta, la vivienda... Es un grupito al que le va muy bien, de sectores muy preparados, pero hay otro sector que ha empeorado. Aunque tengamos muchos colchones, se han ido quitando. Es un proceso lento, casi imperceptible, porque a veces parece que la sociedad está estable y es feliz, con su vida normal, sin problemas y se la va jugando sin meterse en aventuras de cambio. Ellos siguen siendo soporte fundamental de los partidos tradicionales. Son pocos los pobres que logran ascender. Es decir, se acabó la movilidad ascendente y ahora estamos con la movilidad descendente. Son remotas las esperanzas de que el hijo de un obrero tenga una mejor vida que la de su padre”.