Juan Sostheim decidió comprar aquel inmenso terreno apenas lo vio. Tenía el dinero, las ideas y unas ganas inmensas de cambiar el rumbo a su ajetreada vida navegando entre gerencias de grandes corporaciones transnacionales.
Todo pasó en las vacaciones de agosto del 2003. Por esos días, el chileno escogió La Fortuna de San Carlos como sitio de descanso para su familia.
Un día, tomó una de las tantas cabalgatas que se ofrecen en esa zona del país. Fue la mañana del enamoramiento: frente a sus ojos, se abrió una hondura por la que corría un río de aguas caudalosas, frías y transparentes. En la rivera, las montañas eran tan verdes que parecían azules, con nubes cargadas de agua.
“Vi el lago con su espejo de agua, vi al volcán (Arenal) totalmente despejado. Pensé que aquello era un sueño, y me dije ‘necesito ver una señal’, y el volcán lanzó una erupción”.
Esa señal se convirtió en la aprobación inmediata de lo que sería el gran proyecto para el epílogo de su vida.
Original
Hoy, junto a ese río y siempre con las montañas apareciendo dondequiera que se dirija la mirada, se levanta el Rancho Margot ( www.ranchomargot.org ), el sueño de Juan hecho realidad.
No es un hotel, pero tiene bungalós para alojar visitantes. Tampoco es estrictamente un sitio de paseo y diversión, pero tiene piscinas con aguas termales y un área de yoga para meditar con el arrullo del agua.
No es una escuela o un centro de investigación, pero ahí llegan voluntarios de las principales universidades del mundo para aprender el método de turismo sostenible que Sostheim ha puesto como ejemplo desde que empezó a fabricar su sueño, siete años atrás.
En las 156 hectáreas del rancho –bautizado con el nombre de su mamá– se crían gallinas, vacas y cerdos sin utilizar productos artificiales, y se producen vegetales orgánicos. La energía que se consume allí tiene como fuente los desechos producidos por el rancho.
Este desarrollo se ha convertido en la fuente más importante de empleo y desarrollo para El Castillo, el pueblo más cercano. Es, además, uno de los ejemplos de sostenibilidad destacados por el Instituto Costarricense de Turismo (ICT).
“Es un destino. No es un hotel. Es un modelo de cómo los empresarios podemos hacer cosas diferentes y colaborar con el ambiente”, manifestó orgulloso.
Juan Sostheim, de 57 años, está construyendo la casa de sus sueños en terrenos del rancho. Aún le falta mucho para terminarla, pero él tiene claro que allí pasará sus últimos días.