Ideología es una palabra elocuente y filosófica que se refiere al estudio del origen de las ideas. ¿Dónde podríamos encontrar una palabra más hermosa? También con ella distinguimos el pensamiento de una persona, de una cultura, de una religión o de un movimiento político, si no leo mal a los académicos de la lengua.
Pero filósofos, sociólogos y maestros de ciencia política, desde la década de los años cincuenta del siglo XX, nos quieren decir que las ideologías son otra cosa, un poco pasadas de moda y que padecen de enfermedad terminal. Han declarado su muerte.
Casi no hay teórico de ciencia política, en la actualidad, que no se refiera a este tema; asimismo, los políticos, sobre todo del pensamiento liberal. Con la caída aparatosa del régimen comunista y de la desintegración de la Unión Soviética, declaran que la ideología comunista desapareció y, con ella, las demás ideologías. No estoy en capacidad de afirmar si el marxismo estará presente en la realidad de algunos países en el futuro, pero creo que la democracia sí y, posiblemente, como inquietud universal.
La democracia no es una ideología, pero la tiene, y es la libertad, que no está muerta ni padece de grave enfermedad. La libertad, como objetivo social supremo, material y espiritual; como ese derecho de los pueblos a obtener lo que no tienen todavía; como una forma de vivir en paz disfrutando de relativos estados de bienestar y dentro de un margen aceptable de seguridad social. Esta idea de la libertad, consecuencia del conocimiento de la necesidad, está cada vez más impresa en el espíritu de los hombres y, juntamente con ella, su molde que justifica causa y objetivos, cual es el procedimiento democrático.
En política, afirmo sintetizando así mi ideología: creo firmemente que la democracia es el único régimen –o sistema institucional– que permite consolidar, mantener y defender la libertad.
Por otra parte, pienso que, en general, como estudio de las ideas políticas, religiosas, filosóficas o científicas, ninguna ideología puede desaparecer. Y, como realidad, la democracia tiene certificado de permanencia porque lucha, fortalece y defiende lo único que da razón de vida a la humanidad y que es su propia libertad, esa hermosa ideología de paz y fraternidad.