La Casa Sol se encuentra a solo 100 metros del Colegio de Santa Bárbara, carretera a Guaitil, en Santa Cruz de Guanacaste. Allí se encuentra una residencia cálida y reluciente que huele a comida sana, cuyo aroma se suma a la frescura que da esa variedad de hierbas y árboles que invitan a sentarse.
Además, las personas que visitan esta casa pueden preparar comidas tradicionales preparadas con ayuda de la energía solar.
Casa Sol es el proyecto de la Fundación Costarricense Sol de Vida, organización comunal que tiene 22 años de haber sido creada. La mayoría de sus miembros son mujeres emprendedoras que decidieron un día fundar esta organización tras haber recibido una capacitación donde aprendieron a construir y usar cocinas solares, así como a promover el uso de esa energía .
Con los años, ellas han detectado muchos beneficios. Por ejemplo, aseguran que al año, y en comparación con otras tecnologías, una cocina solar implica un ahorro de 1.100 kW/h de electricidad, 240 litros de gas propano o 725 kg de leña. Además, cocinar de esta forma no contribuye al calentamiento global y ni al cambio climático porque no emiten dióxido de carbono (CO2) dado que no se queman combustibles fósiles.
“El proceso de cocción en estas cocinas es suave o más lento, pero en los alimentos se combinan los nutrientes, sabores, convirtiéndose en comida más saludable”, explicó Montealegre y agrega: “Por lo general, el tiempo mínimo de cocimiento es tres horas, pero hay varios factores que influyen en el proceso de cocción solar”.
Según Fátima Montealegre, en el uso de las cocinas solares hay muchos aspectos por considerar. Por ejemplo, las hay tipo horno o caja y hay factores que influyen a la hora de cocinar como la estación del año, la hora del día, las nubes, el polvo y el viento.
En cuanto a la eficiencia de la cocina, es importante respetar el tiempo de cocción, verificar los aislantes y la calidad de las ollas pues el grosor, el color, tamaño y material cumplen una función esencial.
Otro punto por tomar en cuenta se relaciona con las características de la comida: si son vegetales o carne, el tamaño, la cantidad y el agua dado que va a llevar más tiempo de cocción y, por último, pero no menos importante, el sabor que le da el cocinero o cocinera, para lo cual se deben poner ganas, creatividad, paciencia, experiencia y eso que llaman “la buena cuchara”.
Según Dora Jaén, otra de las integrantes de la organización, otra ventaja es que con este tipo de cocinas no hay peligro de incendio, ya que no se recalienta, ni contamina el medio ambiente. Asimismo, “da mucha tranquilidad porque ya que saben que los alimentos nunca se les van a quemar y así pueden dedicarse a otras tareas de la casa.
”Nosotros no recomendamos freír en estas cocinas, aunque se puede hacer, pero no es la idea. Lo que se promueve es un cambio en la forma de cocinar, donde se cocine con menos grasa, sal, usando ingredientes criollos sin preservantes y con energía natural, limpia y barata”, dijo Montealegre.
La Casa Sol de Vida está abierta al público, de lunes a sábado, de 8 a. m. a 4 p. m. Allí se brindan talleres abiertos al público sobre cómo producir abonos orgánicos, manejo de desechos sólidos y recolección de semillas, entre otros.